sábado, 27 de diciembre de 2008

Yo no se por qué

No hubo carta natal ni carta de despedida. Faltó un viaje, una cena, una pelea.
Quedó una esfera plateada que intentaba reflejar todo lo que tenía alrededor. Pero ya no brilla. Gira en algún cajón, perdida. No entiende bien por qué.
Sobrevive un libro en una caja. Un libro de un joven que no entiende bien por qué.
Espera una cerveza tibia, con poco gas, en una mesa de un bar. Espera que alguien le explique.
Mientras tanto las palomas se acercan a devorar lo que quedó de una porción de pizza. Se desesperan entre el queso y las aceitunas. Se manchan con la salsa. Solo quedan migas perdidas en la tabla redonda.
De noche aparecen las luciérnagas. Se separan en grupos para iluminar el cielo desestrellado. Y a cada cual le toca una luciérnaga distinta. Que se apagará en algún momento. Volverá a encenderse sin prometer más que eso. Sin entender bien por qué.
Y el tiempo fue pasando. Lo que falta ya aprendimos que no llegará, solo bastaba poner los pies en la tierra. Lo que quedó seguirá quedando. La esfera perdida en el cajón. Las promesas cada vez menos dolorosas. Parece que el tiempo, otra vez, se hizo cargo.

martes, 25 de noviembre de 2008

El guardián entre el cemento

Sueño que me persiguen. Justo a una altura del partido en la que no se a dónde hay que salir corriendo.

martes, 11 de noviembre de 2008

Lo que te dure

León compra dos pares de zapatos por año y un par de alpargatas resistentes. Con eso le alcanza. Su primer diente le salió a los siete meses y se le cayó a los seis años. Sus siestas duran entre treinta y ochenta y dos minutos. El cigarrillo que fuma desde el trabajo hasta su casa se consume en dos cuadras. A los catorce años plantó un árbol que hoy ya tiene treinta y dos. Y llora en cada otoño. Pone a calentar la leche en el microondas dos minutos y le sale hervida.
Pilar debe cargar la batería del teléfono cada cuarenta y ocho horas. El enamoramiento con su primer novio le alcanzó una semana, y tirando. Su abuela cumple noventa y cinco el lunes. La sobriedad se le va con tres vasos de cerveza. El helado se le derrite antes de que lo termine. La mano pegoteada la sigue hasta el lavatorio. Tarda lo mismo en terminarse un plato de canelones que en poner las monedas en la máquina del colectivo.
Están esperando a conocerse y que el tiempo se les haga polvo.

viernes, 7 de noviembre de 2008

En el cielo las estrellas

Cerraste los párpados como la cortina de un negocio y con la cabeza en la almohada te fuiste al sueño. El calor te mata. Yo veía girar el ventilador como si fuese cada vez más lento.
Fui en busca de algo fresco en la heladera. Mayonesa. Crema de leche. Soda de sifón. Está bien, soda.
Volví a la cama y tu cuerpo ya se había despatarrado. Sentado en la silla del escritorio miraba por la ventana a la casa de enfrente. Ese paredón amarillo con farolito al tono. La noche que se comía a las estrellas. Todo el paisaje que parecía escenografía puesta para mi noche. Tan armadito.
Y empecé a pensar.
Toda la noche no paré de pensar.

Cuando se hicieron las cinco de la mañana ya estaba llorando abajo de la ducha y vos te despertaste. Golpeaste la puerta del baño asustada y no se que dije pero te tranquilicé. Fuiste a la cocina y me esperaste con un café en la cama. Me miraste tierna. Tu mano abrazó mi mano. Y me prometiste al oído no abandonarme jamás en ese insomnio.
Me prohibiste pensar por un rato.
Me deje llevar por tus brazos hasta amanecer.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Algodón

Y más al cielo subís, y más nubes encontrás.

miércoles, 22 de octubre de 2008

No te doy otra nomás

Les aviso a noviembre y diciembre que si se llegan a portar como octubre, y para como viene la mano supongo que es su intención, el año que viene paso de septiembre a enero sin peros en la lengua.

domingo, 12 de octubre de 2008

La distancia de un puente

Están ambas en un puente grande. No pasa nadie. Solo ellas y el río que pasa debajo. Atardece. Parece que vienen charlando de hace rato. Una se muerde las uñas con mucho énfasis. La otra tiene los cachetes colorados. Estaban discutiendo.

Una dice: Vos no entendés lo que es haber sido yo tanto tiempo.

La otra ¿contesta?: Si hoy hubiésemos jugado al truco, era obvio que la que anotaba era yo. Y me iba a sumar unos puntos de más.

Una la mira y saca de sus bolsillos un mapa chiquitito. Le señala la capital de Mendoza. La otra mira al cielo y ve una nube.

Una dice: Que te preocupes por la distancia es un papelón.

La otra no dice, pero piensa: Ahora cuando llegue a casa me pido un cuarto de helado y me lo como en la cama.

Se fueron caminando hasta la casa de la otra. Se dieron un beso. La otra entró y buscó el imán de la heladería en la heladera. Una abrió el mapa y se cayó adentro.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Cosa de chicos

Era una princesa que le gustaba jugar a las bolitas con los pibes del barrio. La reina se indignaba con ella cada vez que volvía con el vestido enchastrado con agua sucia. Pero la pequeña Porcelana no quería dejar de visitar a sus amiguitos o, como ella les decía, "lo´ chico´ del rioba". Se divertía contando chistes verdes y haciendo ring raje en castillos ajenos.
"Por suerte el padre se la pasa de barco en barco y no se entera, quesinó", decía la reina a sus amigas cuando se juntaban a observar joyas.
Porcelana se había encariñado de una forma particular con uno de los chicos, apodado Tajo. Él era hijo de un lechero muy popular. Todos en la comarca querían al lechero, porque decían que llevaba suerte a cada casa por donde pasaba. Algunos hombres aseguraban haberse curado de hernias de disco gracias a él. Muchas mujeres afirmaban haber quedado embarazadas el mismo día que el lechero había pasado por su puerta (lo cual, si bien alimentaba rumores peligrosos, nunca se tomaba para el lado de los tomates).
Tajo y Porcelana jugaban al Verdad-Consecuencia cada vez que se encontraban a solas. Las prendas variaban desde tomarse un vaso de whisky hasta bailar la macarena. Las preguntas siempre rondaban sobre temas tabú para la época: sexo, muerte y rock n´roll. A la princesa se le dibujaba una sonrisa cada vez que Tajo hablaba de las cosas que había hecho con alguna noviecita que había tenido. Le entrenía el relato de esas travesuras y alimentaba su imaginación con cada historia.
"Yo la encerraría en la habitación, pero tengo miedo de perder la llave", comentaba la reina a sus sirvientes cuando notaba que Porcelana se había escapado nuevamente.
El rey era el famoso Decálogo, un hombre crecido en la más alta alcurnia y con actitudes bastante amaneradas, que no impedían que no le temblara el pulso a la hora de mandar a matar a alguien. Tenía bigote rubio y era pelado. Pero utilizaba una peluca de rulos que le sentaba bastante bien.
Porcelana no hablaba de su familia. A su padre apenas lo recordaba, su madre era "una histérica insatisfecha" (Porcelana´s dixit) y sus hermanitos menores eran dos niños que apuntaban a ser dos papanatas.
Un día Decálogo volvió para quedarse. Sus viajes en barco ya no le traían alegría, muchos marineros habían muerto y el resto no eran de su gusto. Ya estaba bastante entrado en años como para seguir su travesía y eligió retornar a su castillo para educar a sus hijos.
La reina estaba chocha. Los dos niños se hacían los desinteresados. Porcelana se quería ahorcar con un alambre de púas. Para ella era el fin de sus travesuras. Sabía que su padre le prohibiría escaparse del castillo.
Las primeras noches aguantó. Se acostaba temprano y se clavaba un par de pastillas para dormir profundo. Pero ni bien empezaba el día, observaba por la ventana el camino que atravesaba el bosque y la alcanzaba a la ciudad. Sus ansias de escape eran cada vez más grande, pero conocía el riesgo que eso le presentaba. Decálogo había estado enseñando a los dos niños distintas artes marciales, con dos fines: proteger el reino y proteger a su hermana. Tenían encomendado no dejar entrar a ningún hombre desconocido al castillo, a menos que ese hombre ofreciera una buena oferta. Y también debían controlar que Porcelana nunca saliera del castillo.
"Ahora la nena se la pasa bordando. Todavía le sale medio feo, pero ya va a aprender", escribía la reina en su diario íntimo.
No habían pasado ni dos meses cuando Porcelana le preguntó a sus hermanos si la acompañaban al bosque. Ambos, que ya estaban convirtiéndose en importantes papanatas, aceptaron la propuesta y le hicieron compañía por el camino. La princesa llevaba consigo una canasta y simulaba recoger frutos mientras paseaban. Los papanatas se distraían facilmente al ver mariposas o ardillas. Se reían como bobos mientras corrían un panadero. Porcelana los invitó a descansar al costado del camino y sacó de su canasta un jarro con bolitas. Les propueso un juego a ambos. Ellos cerraban los ojos y ella escondía las bolitas entre los árboles. Luego ambos abrían los ojos y debían encontrarlas. Ni bien terminó de hablar, los hermanos cerraron los ojos entusiasmados. Porcelana se mordió el labio inferior con lástima. Se alejó rápidamente con la canasta y las bolitas a la ciudad. Tajo la estaba esperando.
Había anochecido y ninguno de sus hijos regresaba. Decálogo envió a sus mejores soldados a registrar en el bosque. Volvieron minutos más tarde con el par de papanatas que aún continuaba con los ojos cerrados. Ni se molestó en castigarlos, ya tenían demasiado con ser como eran.
"Los rumores dicen que se andaba con el hijo del lechero, pero yo nunca creí en los rumores", explicaba la reina a su marido entre llantos y verguenza.
En la ciudad, Tajo y Porcelana jugaban al Dígalo Con Mímica despreocupándose por lo que sucedía alrededor. A veces alguien se acercaba a él y le advertía que estaba en peligro. Tajo subía un hombro, lo bajaba, y le agregaba cara de quemeimporta.
Hasta que alguien mandó a envenenar a las vacas. Y así las vacas dieron leche envenenada. Y así la leche mató a muchos ciudadanos. Y así el lechero se convirtió en mufa. Y así el pueblo le exigió su partida.
El rey esperaba nervioso alguna respuesta de sus mensajeros. La reina mandaba a lavar la corona para tenerla impecable el día que volviera. Los hermanos chocaban sus cabezas entre sí.
El lechero le dijo a Tajo que se tenían que ir de la ciudad. Tajo le dijo a Porcelana que se tenían que ir de la ciudad. Porcelana le dijo a Tajo que ella se iba con él. Tajo le dijo al lechero que Porcelana huiría con ellos. El lechero le dijo a Tajo que ni lo pensara.
Porcelana y Tajo se despidieron jugando junto al resto de sus amigos al Matasapo. No pararon de reírse toda la tarde. En el momento de la despedida nadie lloró. Se abrazaron como siempre, se desearon suerte. Y cada uno se fue por su lado. Tajo ayudó a su padre a subir las cosas al flete. Porcelana volvió por el camino, a través del bosque. Cuando llegó al castillo escuchó los gritos del padre y las amenazas de la madre. La encerraron en su cuarto. Se tiró en la cama. Sacó una bolita del bolsillo y se empezó a reír.

domingo, 5 de octubre de 2008

Con los cables pelados

Y es como si perdiésemos señal y en lugar
de ajustar la antena mojáramos los cables.

martes, 30 de septiembre de 2008

El Dr. Vainilla y sus técnicas de marketing

Para no dejar de recibir consultas, el Dr. Vainilla cree que mejor que un buen diagnóstico, es una excelente atención al público. Por eso elabora estrategias para que sus pancientes salgan con una o más sonrisas de su consultorio. Y hasta ahora nadie le ha podido discutir nada.
Cansado de ver como muchos pediatras les regalaban chupetines a los pequeñines que salían de atenderse, el Dr. Vainilla regala motocicletas 0 km a los primeros ocho pacientes de la mañana. Con el resto hace un sorteo por un viaje a Acapulco. Una vez lo ganó una prima suya y se armó un escándalo. Hasta salió en los noticieros.
Su estetoscopio termina en un par de parlantes. Con el ritmo cardíaco del paciente genera una base sonora que se complementa con la música que crea un DJ, dando como resultado un ambiente tecno bastante agradable. Muchos músicos se han ispirado en esas improvisaciones musicales, generando éxitos tales como "Yo no quiero media novia".
La secretaria que acompaña a los pacientes en la sala de espera es una actriz alemana que interpeta textos de Lorca. Suele llevar vestuario y escenografía para crear escenas más reales y se involucra con los enfermos para hacerles olvidar sus pesares. El currículum de la alemana es bastante amplio e incluye dramatizaciones en simulacros de incendio. Su problema, por razones idiomáticas, es pronunciar correctamente los diptongos.
La camilla del Dr. Vainilla tiene colchón de agua, la paleta para explorar la zona bucal es de chocolate blanco, las recetas las escribe en postales de lugares del mundo, hace chistes antes de inyectarte una vacuna y su delantal funciona de libro de sugerencias.
Según cuenta la leyenda, en un enero de mucho calor, un marplatense se intoxicó con mariscos de manera intencional para poder se atendido por el Dr. Vainilla, que paseaba con su consultorio por los balnearios de la zona.


Creer, reventar o discutirlo en clase.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Trip

Todavía no hay definición de tiempo y distancia que haga juego con lo que realmente significa que te vayas para allá.
Goodbye. Good luck.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Plano general. Vemos a Juan José en una cocina amplia, de espaldas, preparando una ensalada. Está cortando una zanahoria en fetas de zanahoria. Cambio de ángulo y vemos en un plano cintura entrar a Mariana. Se detiene sobreactuadamente unos segundos al verlo a JJ, que ni la registra. Se sienta en una butaca, de espaldas a él y apoya sus brazos en la barra. Juanjo deja sus quehaceres. Primer plano a él.

Juan José- ¿No querés cortar la cebolla?

Primerísimoprimerplano a ella.

Mariana- Como te gusta darme razones para llorar.

Corte.



Listo, ya tengo la primera escena para empezar a crear mi telenovela de la tarde.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Del color del cielo, del color del mar

You live in the cielo.
I live in the bote.
I can remar but I don´t vuelo.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Confusa

Se confundía a los autitos chocadores con los coches-bomba. A los caramelos con los chicles. Al índice con el anular. Se confundía la sal y el azúcar. Se confundía entre Leslie Nielsen y Steve Martin. O entre las avispas y las abejas.
Era poco atenta. Pero feliz.


Se le vino su alegría abajo cuando todo se aclaró.

domingo, 7 de septiembre de 2008

El domingo atacó por la espalda

Ego & I - My Diet Pill

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Lo charlo con la almohada

Visto y considerando que entre la almohada y yo estamos sufriendo una crisis, ella duerme en la cama y yo en el sillón del living. A ver si ahora se le ocurre decirme qué tengo que soñar y qué no. Está bien, confieso que no le he cambiado la funda durante un largo tiempo. Pero eso no le permite el trato tajante que ha tenido conmigo. Hacerse la viva de esa forma. Taparme los oídos para que no escuche el despertador. Gente grande. Tuvimos una charla profunda una noche de insomnio compartido. Prometimos cuidarnos y protegernos mutuamente. Pero lo suyo fue pura espluma. Y a la primera de cambio empezó a amanecer tirada en el piso. Nos echábamos la culpa el uno al otro, y naturalmente yo sabía que nunca la había arrojado al piso. Y la muy sucia se hacía la víctima, y me mostraba la etiqueta donde marcaba los años de vida útil que le quedaban. Muy pocos. Pero no era excusa.
Así tomamos la decisión. Ella en la cama, yo en el sillón.

sábado, 30 de agosto de 2008

Burocracia en los tiempos del burócrata

Todo necesita un papelito. Documentado. Por escrito. Todo se escribe, sella, firma, certifica, extiende, anula, permite, verifica y agota.
Seguramente nuestro sistema se encarga de que existan muchos trámites más de los que conocemos.
Aquí una breve suposición de lo que se debe esconder bajo muchos escritorios.

Permiso para renovar revistas de consultorio. Toda secretaria deberá presentarlo con su firma y la de su empleador ante un juez. Antes de ser aprobado el permiso, un comando de agentes irrumpirá en la sala de espera y revisará detalladamente los ejemplares que descansan en el revistero. Llevarán muestras (y testigos si es necesario) a un laboratorio, donde se evaluará que tan leídas han sido esas revistas. Científicos, abogados, periodistas y expertos en gráfica decidirán en una reunión privada cuál es la fecha exacta en que deberá renovarse el revistero analizado. Secretaria y empleador deberán acatar las órdenes pese a las quejas de los pacientes.
Que no quepa ni una duda: en la requisa que harán los agentes seguramente desaparezca más de un ejemplar. Pero todos saben que mejor no hay que decir nada, porque una queja puede extender la fecha de renovación. Y ahí agarrate de las patas.

Autorización para la realización del repulgue de empanada coincidente con lo que se ve en el folleto que viene adjunto a las mismas. La mayoría de los cocineros de las pizzerías y casas de empandas lucha por conseguir ésta autorización, pero son pocos los que han logrado enorgullecerse de tal hecho. Está terminantemente prohibido que un repulgueador no certificado imite correctamente el repulgue indicado. Para estar autorizado se realiza un exámen de yemas de dedo en Washington. Es analizado por expertos cheffs y manicuras del norte brasilero y desde allí se elabora un informe. Si consideran que el susodicho es apto, se lo envía a un entrenamiento en la selva misionera. Tiene 600 días para realizar una docena de repulgues de jamón y queso, media docena de carne y media docena de humita. Algunos se animan a realizar media docena de cebolla y queso, para poder extender la autorización dos años más. Una vez terminado el entrenamiento se les entrega la autorización que los habilita por cinco años a darle al pueblo lo que merece. Una empanada fácil de identificar. Una empanada que no va a ser mordida en vano.

Certificado de olvido de la persona amada. Se consigue. Difícil. Pero se consigue. Después de unos análisis de sangre, orina, pelo y aparato respiratorio, se somete al interesado a un baño de perfumes (varios aromas femeninos en el caso de querer el certificado para olvidar a una mujer, y al revés para viceversa). Luego del baño se intenta que la persona olvidante intente identificar el aroma de su persona amada. Si pasa la prueba, se le aplica el sello de la municipalidad que corresponda en las fosas nasales ante escribano público. Más adelante se lo encerrará en una habitación donde quince personas de distintos sexos y edades le dirán palabras de afecto, le recitarán poemas de Neruda y lo mirarán con ojos de perra en celo. Después se lo llevará a recorrer el mundo en bicicleta junto a monjas, y en cada capital se le realizará una celebración de bienvenida. Y se le entregará un documento firmado por el presidente de turno. Una vez de regreso se emborrachará al interesado y se lo enviará a una orgía sanadora. Todo esto certificado por escribano, claro está. Al termino de la orgía, una mujer (o un hombre, todo depende de los intereses del interesado) le llevará ek desayuno a la cama. Después de una serie de trámites más, se le preguntara al solicitante si recuerda algo de su persona amada. Si dice tres o más recuerdos (por ejemplo: nombre, domicilio y color favorito) , deberá comenzar los trámites nuevamente. Exceptuando lo de la orgía. En todo caso, se recomienda que pruebe con el Pedido de retorno de la persona amada que se ha ido por razones obvias.

jueves, 21 de agosto de 2008

El Dr. Vainilla ataca de nuevo

Al Dr. Vainilla no le gusta que lo ahoguen. Por eso despidió a sus tres últimas secretarias que le llenaban los horarios de pacientes. Al Dr. Vainilla hay que tenerle respeto. Y paciencia.
Tiene una hermana que vive en Italia. Pero se ven seguido. Él viaja a visitarla en avión. Después se toma un tren. Y dos colectivos. Se baja a dos cuadras. Y antes de llegar a la casa se peina el jopo. El Dr. Vainilla es muy coqueto. Por eso despidió a sus tres últimas novias que lo dejaban todo desarreglado luego de hacer el amor.
En un diario anota todo lo que le sucede en el fin de semana. Desde el viernes a la noche hasta la tarde del domingo. Cuando no le pasa nada no anota nada. Y cuando se equivoca no borra, tacha.
El Dr. Vainilla nunca izó una bandera, es su deuda pendiente con la patria. A pesar de eso se aprendió Aurora de memoria cuando estaba en segundo grado. Él tiene mucha memoria. Por eso despidió a sus tres últimas psicólogas cuando querían ahondar en los traumas de su infancia.
Si el Dr. Vainilla se enterara que detrás de su biblioteca hay una puerta que lleva a un sótano que tiene una lámpara que cumple deseos, seguramente no se anime a entrar. Y evitaría sacar el tema en cumpleaños y otras celebraciones.


Ahora todos tomamos lápiz y papel y dibujamos al Dr. Vainilla. No se puede borrar.

martes, 12 de agosto de 2008

Despierto entre las sombras

En lo de Tío Gabriel no se puede dibujar tirado en el piso. Porque dice que el pecho sobre la baldoza fría enferma, y que si se me va la mano le rayo todo. Tiene que ser en la mesa de la cocina sobre el mantel de hule tapado con un plástico que hace que se me hunda la punta del lapiz y se me agujeree toda la hoja. No puedo sacar todos los lápices a la vez de la cajita, para que no se pierdan, para que no ocupen espacio y para qué tanto escándalo, ni que fueras Picasso.
Tampoco se puede jugar con barquitos de papel. Ni bien uno propone la idea, Tío se pone rojo de furia sin poder explicarse que uno gaste papel en un barco que no hace viajar a nadie. Por más que uno explique la diminuta travesía él se cruza de brazos y niega con la cabeza. Antes solucionaba el tema dándonos papel de diario. Pero eran todas noticias amargas que hacían que el barco se hundiera rápidamente en un charco de lágrimas. Y era uno el que terminaba con los brazos cruzados mirando el empapelado, que se hacía ver como un material ideal para un barquito de papel.
La única vez que intente mojar una vainilla en el té, casi me hace un tapón en el oído de los alaridos que pegaba. Se enfureció totalmente. Por un tiempo me prohibió comer hasta no terminar el tecito. Después se fue ablandando, pero nunca llegó a permitirme poder humedecer ni una pobre masita. Aprovechando cuando se distraía escuchando el partido en la radio podría haberme arriesgado, si no fuera por su anciana costumbre de darse vuelta a cada rato para comentarme que Magayani tal cosa o que Cositevich tal otra. Y yo con cara de galletita seca le asentía.
Menos que menos se puede dormir en lo de Tío Gabriel. Porque la pieza es una para los dos, y el colchón que nos toca va al piso. La almohada que nos toca está casi vacía. Las frazadas que nos tocan tienen olor a pollo. Y el ronquido del Tío retumba en las cuatro paredes. No hace frío, es verdad. El aire es tan espeso que no hace frío. No hace nada. Y está la persiana. No cierra bien y por las rendijas se ven las luces de todos los autos que pasan y dibujan sombras en todas las paredes. Esa parte es divertida. Como si fueran manos chinas detrás de un farol, las sombras cuentan historias descabelladas. Me entretiene ver a un monstruo que se come un árbol y a los fantasmas como andando en calesita. De a ratos los personajes desaparecen por completo, y a lo lejos se escucha un motor que anuncia la llegada de algún caballo, avión o pura psicodelia. Es por eso que me gusta quedarme a dormir en lo de Tío Gabriel. Y saber que lo que menos se puede hacer allí, es dormir.

martes, 5 de agosto de 2008

J y Q

Cuando no revisás la pila de sánguches de miga para encontrar uno de jamón y queso y te animás a comer cualquier otro, es porque ya sos grande.
Yo por ahora no pierdo las esperanzas de que abajo de todo se encuentre alguno de jamón y queso, aunque sea de pan negro.

miércoles, 30 de julio de 2008

De invierno

Te miro peinarte en el espejo. Te espero en el auto. Te escucho explicarme el manual del microondas. Te soplo la pelusa del ojo. Cuento hasta diez antes de contestarte. Te apago la tele cuando te dormís. Me hago cargo de soñarte. Y de tus pesadillas. Te busco los teléfonos en la guía. Te enfrío el café.
Hay una parte de mi que disfruta de eso. Y otra parte que prefiere no hacerse problema.

Tu papá siempre se ríe cuando voy a cenar a tu casa. Nunca entendí de qué.

Y debo confesarte que cuando me hablás de tus amigas en mi cabeza imagino que me estás hablando con la boca llena de torta de chocolate. La de bizcochuelo esponjoso.



Antes de pensar que hace tu llave en mi llavero era hora de que nos sinceráramos un poco.

viernes, 20 de junio de 2008

Siempre que llovió

...acá llueve desde hace cinco semanas. No para un segundo. De a ratos son gotas finitas, pero si te descuidás se te cae el cielo abajo. En casa por ahora no hubo problemas, porque no se filtró nada. Pero en otros lados es un desastre. En cuestión de un par de vientos más y todo se vuelve Kosovo.
Más allá de eso, en casa las cosas no cambiaron mucho. A la nena se le dio por cambiarse el color de pelo otra vez. El cuarto en poco más de un mes. Ahora va por el violeta. Si viera que le queda espantoso. No entiendo esa manía de lastimarse el pelo. Pero qué le voy a decir. No está bien. Desde que no escribiste más anda con una cara. Pobrecita. No es reproche. Pero podrías mandarle algo ahora que se viene el cumpleaños. Es el doce.
Mamá quiere hacer un viajecito. Con el grupo ese de los jubilados. Planean irse a Santa Fe, porque Córdoba está muy caro ahora. Pero ella se queja de que ahí no hay nada para conocer. Vos que está por la zona podrías averiguar algo. Si tenés alguna idea de a dónde pueden ir, qué lugares pueden visitar. Cualquier cosa va a servir. Lo importante es que mamá salga a algún lado. Desde hace cinco semanas que lo único que hace es leer el diario y quejarse de lo mal que está todo. No es que no tenga razón, pero el viaje le va a hacer bien. Se tiene que despejar un poco.
En el taller dijeron que me iban a aumentar el sueldo, porque estoy trabajando bastante bien y eso a ellos los ayuda un montón. Saco las cosas bastante rápido últimamente. Igual no me hago ilusiones, porque no es la primera vez que me dicen algo así y después nada. Seguramente me terminen aumentando las horas extras, para que me quede más tiempo. Pero no voy a poder. Porque ahora salgo volando del trabajo para buscar a Luis del colegio. No se quiere volver solo. No se si es por las ideas que le metió mamá en la cabeza o porque le pasó algo alguna vez. Hace unos cuantos días que me pidió que lo pasara a buscar. No le quise preguntar mucho, porque viste cómo es, que no le gusta hablar de nada. Yo no tengo problema, porque es cerca del taller. Debería ver si lo mando a una terapeuta. Es muy introvertido. El otro día lo vi revisando fotos viejas. ¿Te acordás las que nos sacamos en su cumpleaños, con los disfraces? Las había sacado de su cajón y las puso todas en el piso. Cuando me acerqué no me animé a preguntarle que hacía viendo esas fotos. Tampoco me salió decir nada. Tenía una angustia en el medio de la garganta que no me animé a abrir la boca porque no quería largarme a llorar al lado de Luisito.
Che.
Tengo que dejar acá. Me parece que está lloviendo muy fuerte.
Espero que estés bien. Que escribas pronto. Algo.
No creas que no te entiendo. Pero así se me hace más difícil.
Che.
Se está empezando a gotear el techo. Te dije que esta lluvia no era fácil...

domingo, 15 de junio de 2008

Cuatro patas

Encontré ésto. Y no me lo podía acaparar.

La pena de muerte

Fui lapidada por adúltera. Mi esposo, que tenía manceba en casa y fuera de ella, arrojó la primera piedra, autorizado por los doctores de la ley y a la vista de mis hijos.
Me arrojaron a los leones por profesar una religión diferente a la del Estado.
Fui condenada a la hoguera, culpable de tener tratos con el demonio encarnado en mi pobre cuzco negro, y por ser portadora de un lunar en la espalda, estigma demoníaco.
Fui descuartizado por rebelarme contra la autoridad colonial.
Fui condenado a la horca por encabezar una rebelión de siervos hambrientos. Mi señor era el brazo de la Justicia.
Fui quemado vivo por sostener teorías heréticas, merced a un contubernio católico-protestante.
Fui enviada a la guillotina porque mis Camaradas revolucionarios consideraron aberrante que propusiera incluir los Derechos de la Mujer entre los Derechos del Hombre.
Me fusilaron en medio de la pampa, a causa de una interna de unitarios.
Me fusilaron encinta, junto con mi amante sacerdote, a causa de una interna de federales.
Me suicidaron por escribir poesía burguesa y decadente.
Fui enviado a la silla eléctrica a los veinte años de mi edad, sin tiempo de arrepentirme o convertirme en un hombre de bien, como suele decirse de los embriones en el claustro materno.
Me arrearon a la cámara de gas por pertenecer a un pueblo distinto al de los verdugos.
Me condenaron de facto por imprimir libelos subversivos, arrojándome semivivo a una fosa común.
A lo largo de la historia, hombres doctos o brutales supieron con certeza qué delito merecía la pena capital. Siempre supieron que yo, no otro, era el culpable. Jamás dudaron de que el castigo era ejemplar. Cada vez que se alude a este escarmiento la Humanidad retrocede en cuatro patas.

María E. Walsh


Tiempo tengo. Lo que no tengo es suerte. Ni tiempo para darme cuenta de cuánto tiempo tengo.

lunes, 2 de junio de 2008

Rabia

Hoy me mordió un perro.
Si mañana amanezco con poderes no sería raro. Me sentaré cuando digan "sit", traeré el diario entre los dientes y romperé todas las plantas.
También voy a buscar el palito que me arrojes lejos y te lo voy a traer todas las veces que quieras. Sí, en eso es como siempre.

sábado, 31 de mayo de 2008

Pasajero

Es lo único que sé. Pasa, se mira en el reflejo, sigue y pronto vuelve a pasar.
Se te escapa sólo cuando estás atento a otra realidad. Pero si te das cuenta, constantemente pasa y vuelve a pasar.
Somos su víctima, su presa favorita. Su consecuencia. Y nos cuesta entenderlo.
Sirve, enseña, cura. Pero nos cuesta aceptarlo. Pasa.
No puedo criticarlo, porque de él aprendí. Y me veo atrás, distinto a hoy. Para algunos es crecer, para mí seguir. Adelante.
Hoy pasa igual, y me miro en el reflejo. No me da para sonreírme, ni tampoco para caer en el llanto.
Es tiempo.
Y pasa. A veces silencioso. A veces con ruido a copa rota. Hoy suena a piano. A melodía que ya conozco y abraza para dar calor. A mano caliente en el hombro, a calidez de luz de vela. Hoy pasa.
Somos sus pasajeros inevitables, y es el viaje el que hay disfrutar.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Punto y coma



Tal vez sea un dato menor que hoy se me note mas tu ausencia. Pero se nota.
Me sobra espacio, de los muebles a la cama. La lluvia ligera se oye por toda la casa. Y muerdo la cáscara.
No extraño tu número, ni tu pelo en la rejilla, ni tu llavero de Perú. Pero hoy se me nota tu huella. No se borra con la lluvia, no se queja de mis dedos raspándola.
Quizás sea un minuto nada más, en que no resisto no ver tus pies escapando de la sábana.
Pero me lo dijo el espejo. Hoy se me nota tu hueco.
Se que nada es lo mismo, y que encontrarnos, al fin, sería pura pólvora. Basta con contar hasta tres. Punto y coma.
Cuando supimos ser dos, nadie pedía la hora. Ahora ausentes, sin voz, cuesta olvidarte en la aurora.

lunes, 19 de mayo de 2008

Dos días en la vida

Quizás cuando la semana es para el olvido, el fin de semana parece reivindicarse haciendo que cada minuto sea mejor que el anterior. Como hechizo mágico que termina a las doce de la noche del domingo.
De esta forma podría llegar a la conclusión de que cuando una semana viene portándose como anillo al dedo, el fin de semana convendría quedarse en casa, porque no promete nada bueno. Pero tal vez sea ese mismo encierro casero lo que haga que ese fin de semana se convierta en uno para el olvido.
Por ahora solo puedo decir que estos últimos dos días han sido tan gratificantes que ya ni recuerdo que tuvo de malo vivir del lunes al viernes pasado.

sábado, 17 de mayo de 2008

Demasiada música

Ya comienza un fin de semana muy particular. Mucha música, muy distinta, en un solo fin de semana.
Empezando el sábado con recital multitudinario y multigénero. Organizado por el movimiento Alas y con una participación de artistas muy variados. Veremos que pasa.
Terminando el domingo, con un recital íntimo y tranquilo. Lisandro Aristimuño se vuelve a presentar en La Plata y nocasualidad lo hace un domingo de otoño.
No es sólo un fin de semana. Es demasiado.

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Demasiado - Lisandro Aristimuño

jueves, 15 de mayo de 2008

Aquí no

sábado, 10 de mayo de 2008

Todo sobre mí

Los juegos blogueros son una costumbre. Tina me invitó a participar de uno. Veremos qué sale. Obviamente, sin cumplir al pie de la letra lo que me pidió.


Reglas: 1. Cada jugador cuenta 6 confesiones de sí mismo. 2. Además de las 6 cosas, tiene que escribir en su blog las reglas. 3. Por último tiene que seleccionar a otras (6) personas y escribir sus nombres/blog. 4. Por supuesto, no hay que olvidar dejarles en un comentario que han sido seleccionadas para este juego.

1. Cuando cuento hasta 100 siempre salteo el 87. Cuando cuento hasta 200, agrego un 153 y 1/2 para equiparar los tantos.

2. Debajo de mi colchón habitan dos revistas Semanario. Una tiene en la tapa a Esther Goris. La otra a Jorge Marrale. Cada tanto los escucho conversar sobre música oriental.

3. Siempre guardo el boleto del colectivo. Desde los once años. Tengo 15.722. Y cinco sillas de ruedas.

4. A veces pienso que el espejo me toma el pelo. Entonces le saco la lengua. Él hace lo mismo.

5. Tres veces por semana sueño que mis brazos son troncos, y mis dedos ramas. Voy por la calle caminando y revoleando las hojas al viento. Corro por la plaza chocando los cinco con todos los árboles. Algunas aves se posan sobre mi anular para hacer un nido. Y me despierto cuando llegan los pibes con las gomeras.

6. A todas las comidas le pongo una gotita de detergente sabor citrus. Después de cenar subo a la terraza a hacer burbujas con la boca.


No voy a elegir a nadie para que siga jugando, pero el jueguito está disponible para cualquiera que le plazca.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Un rato más

Dejame insomne. Dame la razón para reírme de todo. Haceme viajar juntos.
Permitime sentirme un pelotudo. Dejame entender lo que quiero entender.
Construíme secretos para sonreír disimuladamente. Pedime un rato más.
Y haceme el favor de que no dure un solo otoño.

lunes, 5 de mayo de 2008

Para muestra basta un pelado

He notado últimamente que hay más gente pelada.
Llegué a dos conclusiones:

a) Las concentración de una amplia magnitud de ondas electromagnéticas en la mayoría de los aparatos que usamos cotidianamente provoca una profunda crisis capilar.
b) La gente que me rodea está creciendo. Eso me incluye.

jueves, 1 de mayo de 2008

Despojo

Ya perdí lápices, y fotos, y boletos. Cartas, palabras. Perdí ropa, plata, números de teléfono.
Y ha quedado tanto espacio. Tibio y cómodo espacio.

domingo, 27 de abril de 2008

Con "do" de domingo

El pantalón abrió la boca y se comió las dos piernas hasta la botamanga. Los pies se asoman curiosos por abajo y corren a unas medias que se hacen los zoquetes. Las alcanzan, y las medias a pura carcajada envuelven cada pie con cuidado de embocar el talón en la partecita donde va el talón. Las zapatillas, dúo inseparable, se acercan corriendo con la lengua afuera y los cordones colgando. Se calzan en su correspondiente lugar y tocototean por el piso. Y ahí hace su aparición la remera-de-mangas-cortas, porque aunque ya sea otoño parece que el sol no se quiere despedir. La mano busca por el escritorio las gafas de marco grueso y vidrio fino, que se ubican adelante de los ojos que, contentos, acomodan su iris a gusto y piacere. Por las dudas el otoño se decida a despedir al sol, el pullover finito cierra el ciclo, colocandose en el torso y entregándose por los brazos. Y ahí nomás. El pullover está hasta las manos.
La bufanda espera desde el perchero el momento de su aparición. Los guantes desde el cajón sacan cuentas de cuantos días falta para el invierno, pero no le alcanzan los dedos. Cada prenda intenta decir algo, pero no pueden evitar ser parte de una muda de ropa.

jueves, 24 de abril de 2008

Oídos sordos

Los parlantes de mi PC no andan. Así que les dejo escuchar lo que yo tengo ganas pero no puedo.

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Lisandro Aristimuño - Vos

sábado, 19 de abril de 2008

Y no encontrarás lugar más que allí

Donde lo viento te mueve y lo agua te empapa. Los besos son besos de sonrisa.
No alcanzará un segundo más, siempre se necesita de esa eternidad impalpable.
Y en ese lugar estarás tranquilo. En ese lugar, con ese lugar. Con la frente sudada. Y tu boca sonrisa.
Desde ahí no te mueves, desde ahí ves el mundo. Y es tan lindo mirar desde la cama, por la ventana, como el sol se come la noche.

miércoles, 16 de abril de 2008

Quedamos así

Tengo puesta toda la confianza en el árbol, en el perro, en las tostadas. Les creo bastante. No te das una idea de la fe que tengo en el lavavajillas y en el despertador. Confió en mis vecinos y en cada baldoza.
Puede ser que sea demasiado crédulo, pero me arriesgué en darle el beneficio de la duda a la existencia del aparato digestivo. Si bien los fundamentos científicos siempre fueron para mí tan fantásticos como un cuento chino, me permití unirme a la creencia general para dejar de ser un escéptico.
Sonriéndome de las casualidades, me dejo llevar sin importancia por los sueños y siempre intento no cuestionar fundamentos religiosos. Cada loco.
Me presté al juego del amor y sus incoherencias. Sus fatales incoherencias. Y dejé pasar mis miedos creyéndole a los cantores sus canciones. Le permití a los filósofos discutir su existencia, manteniéndome alejado de profundidades. No me sentí quién para discutirlas, analizarlas, darles media vuelta y fracasarlas.
No puedo negar que lo disfruto y te mentiría si te dijera que no estoy más tranquilo tragándome todo por los cinco sentidos.
Tampoco te puedo mentir, que cuando la tostada salga volando de la tostadora (literalmente, con alas) o cuando tu boca se convierta en volcán de lava violeta y por un instante el mundo deje de ser este mundo, voy a darme cuenta que no debí confiar demasiado.

domingo, 13 de abril de 2008

Instantáneas junto a la biblioteca

¿Y por qué esa manía que tienen los diarios y revistas de ilustrar las entrevistas a escritores con una foto de ellos con un fondo de biblioteca y, en lo posible, el escritor sentado al revés en una silla con sus brazos sobre el respaldo?

jueves, 10 de abril de 2008

Damián y sus papeles varios

Damián tiene una pila de hojas en su escritorio. Se han ido amontonando de a poco, decorando desordenamente la mesa. Alguna vez se había propuesto ordenarlos, pero nunca se había decidido a cumplir su promesa. De todas formas allí, en ese tetris de papeles, siempre encontraba lo que buscaba. Si estaba allí, no se perdía.
Desde la fotocopia de su partida de nacimiento hasta una lista "símil agenda" con los teléfonos de sus compañeros de la facultad. Un recorte de diario sobre un accidente cerca de su casa estaba exactamente por debajo de todo, peleando el último lugar con un volante de una pizzería - con una tentadora promoción-.
De vez en cuando, buscando algún papel insignificante, se encontraba con la letra de alguna canción que extrañaba, o con un boleto de un colectivo que había tomado un jueves de niebla. No eran papeles cualquiera. Formaban parte de esa pila de cosas que le sucedían, esa pila de papeles que contaban su historia. Incluso el boleto. Y sobre todo la canción.
La montaña se actualizaba constantemente y era muy raro una limpieza. Pero sucedía. Algún papel que no guardaba sentido, una fotocopia que se prestaba, una dirección que ya se había aprendido de memoria. Los papeles nuevos eran bien recibidos. Para fomentar la integración a "los nuevos", Damián los mezclaba en distintas partes de la pila. Así, sin ninguna lógica, papeles antiguos conocían a los novatos que entraban sin saber su destino.
Por razones de seguridad evidentes, en el cuarto no se abrían ventanas y el ventilador estaba direccionado para el lado opuesto. Cualquier error podía volcar todos los papeles y eso no estaba en los planes.
Cuando algún amigo entraba a su habitación no podía dejar de notar la importante superficie que ocupaban esos papeles sobre el escritorio. Algunos intentaron buscar algo allí, pero se perdieron entre fotos y palabras. Otros la miraban asombrados.
Y otros, como la madre de Damián, decidieron hoy por la tarde desalojarlos del escritorio y darles las bienvenida en el tacho de basura.
Cuando Damián vuelva de la facultad se va a armar una.

sábado, 5 de abril de 2008

Abril

Un poco más de frío y de repente Abril.
Todo más marrón más amarillo más viento.

Dame más frazada y tirate un poco a absorber lo que queda del sol.
El otoño es más lindo cuando empieza.
Todo es más lindo cuando empieza.

Mate caliente y de repente Abril.
Todo más amargo, más hirviendo.

Caminá sobre las hojas dejándome oír tus pasos.
No te vayas tan lejos, el otoño recién empieza.
Todo es más lindo cuando no te vas tan lejos.

martes, 1 de abril de 2008

Pasajero en trance

Irse y venir y volverse. Vivir este viaje en eterno traslado. Viajar en vaso, en ojos, en sueño y en bicicleta. No hace falta moverse para partirse un rato. Sólo hay que animarse a desatar los pies del suelo.

sábado, 29 de marzo de 2008

Tengo ganas

Todavía tengo ganas de conocer muchos rincones del mundo. Tengo ganas de aprender demás. Y de equivocarme menos veces, pero más de las que ya lo hice. Tengo ganas de enamorarme y si es necesario sufrir por eso un poco. Tengo ganas de perderme, de encontrarte. Tengo ganas de ser más viejo. Tengo cosas que olvidar y me gustaría poder tener nuevos recuerdos. Tengo ganas de ayudarte a crecer y poder aconsejar. Tengo ganas de ver nacer. Y un poco de morbo me da ganas de ver morir algunas cosas. Tengo ganas de cambiar mil veces. Tengo ganas de que me aplaudan más fuerte. Tengo ganas de que el pasado se haga más largo.

Tal vez por eso un poco, tal vez por miedo. Pero al fin y al cabo, cuando leí esto me sentí con necesidad de avisar. Me enteré tarde, pero no tanto. Mañana sábado 29 entre las 20 y las 21 horas se convoca a un apagón mundial. Con el objetivo de concientizar (y accionar un poco) sobre el cambio climático. No es mucho lo que se pide, pero puede servir bastante. Para más información, y para que sepan que no es una locura de tres o cuatro, visiten este link. Nunca está de más.
Si no lo hacés por el mundo. Si no lo hacés por vos. Hacelo por mi, que tengo ganas.

Gracias por el aviso Baterflai.

jueves, 27 de marzo de 2008

Ya ves

Me diste la llave y después cambiaste la cerradura. No es la primera vez, me harté de coleccionar llaves que ya no abren. Ahora sólo quedan puertas viejas y la luz que entra por el cerrojo.
Mañana, cuando esté menos cansado, voy a preocuparme por olvidarme las llaves. Ahora es lo único que me queda.

martes, 25 de marzo de 2008

Tell me why

No entiendo por qué a veces tengo tantas ganas de reírme que si me preguntan las razones me largaría a llorar.

miércoles, 19 de marzo de 2008

El pasado es hoy

Me llamaron amigos que hace años que no veo, con otros nos volvimos a juntar en esa plaza que hacía años no nos reunía y encontré un disco de Elvis Crespo en la cocina. Alguien anduvo jugando con la máquina del tiempo este fin de semana.

sábado, 15 de marzo de 2008

Confieso que he deseado

Usted no entiende. Hay días en los que siento ganas de trabajar encerrado en una oficina, rodeado de incompetentes que llenen mi escitorio de papeles que había que sellar el día anterior. Tomando café frío de máquina y soportando besos de rouge de empleadas públicas desagradables.
Usted no me puede entender las ansias que tengo de perder la billetera. Con todo mi dinero adentro, con las fotos carnet de mis familiares, con los boletos de recuerdo y con el sticker de la remisería de siempre. Si en la misma pérdida desaparecen el documento y la cédula, me hacen un favor. Que luego todo el mundo me pregunte dónde fue el último lugar donde lo vi, hasta hartarme de cotestarles que de saberlo sería todo más fácil.
¿Me va siguiendo? No es sólo esto. Me encantaría lograr tener la entrada prohibida a todos lados, pero enterarme luego de hacer una larga fila. Que alguien me desate los cordones todo el tiempo, si quiere ser usted, no tengo ningún inconveniente. Llegar a casa y que mi mamá se confunda mi nombre con el de mis hermanos, o el del vecino. Que los años pasen sólo para mi. Me acuesto rogando despertarme cada cinco minutos. Deseo perder al truco teniendo el ancho de espadas. Y que usted se canse de escucharme.

Usted no entiende. No es por masoquista ni para dar lástima. ¿Hacerme el héroe? La verdad no es mi intención. Sólo quiero que alguna vez, el hecho de que no se me cumplan los deseos me haga feliz.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Instantáneo

Cuatro situaciones indignantes que suceden constantemente. A veces parece gracioso, otras simple abuso. Pero es hora de sacarle las caretas al Sr. Destino, a su hermana Srta. Casualidad y a Mr. Combinación De Energías De La Mala Leche.

  • Estoy terminando de utilizar ese programita que asombradamente se estuvo portando de mil maravillas. En ningún momento se tildó, y todos los botones me hicieron caso. El trabajo está casi acabado y se me ilumina el cerebro con un tubo de tungsteno y digo "mejor sería ir guardando". Dejo de mover el mouse, temiendo lo que está a punto de suceder. Se que cualquier acción de más que le haga a la computadora va a ser suficiente excusa para que el programa se cuelgue y aparezca un patético cartel de Error, Horror o símil. Entonces tengo a bien tomar precauciones y en lugar de dirigirme a archivo-guardar, utilizo un comando de teclado que bien saben usar las personas del ambiente informático: ctrl+ s. Y ahí, ni bien coloco las yemas de mis dedos sobre las respectivas teclas se asoma un cartelito de msn, antivirus, mail, alarma y se sucede lo peor. O bien presiono las teclas que comienzan a funcionar sobre la nueva señal, o ni siquiera llego a eso y el bendito programa decide cerrarse solo. Sin ayuda. Sin pedir permiso. Mutis por el foro. Pero no se va solo. Se lleva mis horas de trabajo y todo el interés por seguir delante de la computadora sin pegarle.
  • Hace frío. O calor. No importa. Hace mucho de un mismo clima. Y hace fácil una hora que el micro no pasa. Cuanto más tiempo espero, más me convenzo de que está por pasar. Pero a su vez más me convenzo de que si tardó media hora más de lo que debía, puede tardar una hora más, dos días e inclusive meses. ¿Tomo uno de los tantos taxis libres que pasan? No. Total ya estoy llegando tarde. Esperemos. Que pasen cinco colectivos que no son los que me tengo que tomar y ahí recién me tomo el taxi. Espero. Pasaron seis. Al próximo taxi me subo. Cuento la plata, llego justo. Ya pasó tanta gente por la parada que creo que se están repitiendo. Ahí viene un taxi. Libre. No queda otra. Que se vaya a cagar el chofer, a quien seguro no le importan mucho mis monedas. Paro el taxi. Miro atrás. Ni se asoma el colectivo. Me subo. Le digo la dirección. Arranca. Y hago lo que no tengo que hacer. Observar por el espejo retrovisor como se asoma el micro.
  • ¿Qué hago? Me levanto a preguntarle de nuevo al profesor a qué cuernos se refiere con la pregunta cuatro. No. Ya dijo que no iba a explicar nada. Es un exámen final, debería mostrarse más simpático. Pero no. Nadie preguntó nada hasta ahora. Tal vez con el resto de las preguntas a medio contestar alcance a aprobar. Aunque si comparo mi hoja y media con las tres hojas con letra diminuta de mi compañero de al lado, veo que no es muy probable. Ya están entregando todos. El profesor me mira con cara de si sigue sin escribir otra media hora le saco la hoja. Debe estar pensando que me estoy copiando. Me juego. Voy y le pregunto. Si no me quiere contestar le entrego. Agarro las hojas. Me acerco al escritorio. Me mira intimidante. No me animo. Dejo las hojas en el escritorio y voy derecho a la puerta. Pero Ortiz pregunta algo sobre la cuatro. Y el profesor, sin estribos, comienza a explicar la respuesta, entusiasmado hace gráficos en el pizarrón. El resto, Ortiz más que nada, con una sonrisa, comienzan a copiar sin verguenza alguna.
  • Desde la última vez que dijiste que me ibas a llamar pasó ya una semana y media. En ese lapso no tuve ni una señal de humo. Si no querías llamar me mandabas un mensaje, o un mail, o un zumbido. Un telegrama si es que te molesta la tecnología moderna. Si pensabas que yo iba a aflojar llamándote para ver como anda todo, estás equivocada. Ya lo hice cinco veces. Ésta vez te esperé. Demasiado. Actualizo el correo por si las dudas. Ante la negativa de novedades empiezo a escribirte yo. Un mail. Para que lo leas con tiempo. No muy largo, conciso. Quizás me desubique un poco con el vocabulario, pero quéquerés. Por lo menos cuando lo leas te va a dar un poco de bronca. O lástima. O escalofríos. Algo te tiene que pasar. Pero es un mail definitivo. Después de eso ya ni te molestes en dar señales de vida. Ja. Te pensaste que yo nunca iba a poder despegarme. Listo. Escrito está. Y lo mando. Hotmail sabrá hacértelo llegar. Ja. ¿Ja? Hay un mail nuevo en la bandeja de entrada. Si no fuera porque era tuyo, y contaba todos los problemas que habías tenido en tu casa, el robo del celular y esas cosas dulces que yo quería escuchar, no estaría ahora queriendome cortar los dedos con una lima.

lunes, 10 de marzo de 2008

Que te recontra

Buscando y leyendo y haciendo memoria se me ocurrió juntar estos tres textos de tres escritores bastante diferentes. Pero este trío nos alimenta de un buen vocabulario a la hora de echarle pimienta a las discusiones.


Werner

Werner era ignorante, inmoral, morboso, sórdido, mentiroso, feo, malpensado, sucio, execrable, pervertido, impuntual, lujurioso, porfiado, haragán, egoísta, académico, desordenado, inhábil, detestable, mezquino, huraño, holgazán, intrigante, creído, lascivo, desatento, inmundo, culturoso, avaro, libertino, altanero, traidor, coqueto, arrogante, soberbio, presuntuoso, insensato, trasnochador, malviviente, vanidoso, antipático, demasiado pagado de sí mismo, torpe, desconfiado, tramposo, estafador, avieso, desabrido, irascible, fatuo, obstinado, vicioso, displicente, mugriento, abstruso, depravado, cruel, chismoso, grosero, despiadado, soez, intrigante, presumido, testarudo, perverso, descarado, tacaño, glotón, vago, informal, quisquilloso, intratable, engreído, malicioso, suspicaz, malcriado, necio, entrometido, jactancioso, fullero, senil, descortés, atolondrado, fanfarrón, insufrible, terco, desleal, inmaduro, ruin, maleducado, simplón, incapaz, desvergonzado, pérfido, fluctuante, cargoso, lerdo, rústico, descocado, receloso, esquivo, hostil, atropellado, enredador, infame, adulador y malhablado. Es una suerte, hija, que no te hayas casado con él.

Leo Maslíah.


Giocoso Spelli

El teólogo y profesor de historia de las religiones Giocoso Spelli es casi con seguridad un monstruo, o en todo caso tiene algo de monstruoso. Para empezar camina en cuatro patas, y esto ya es insólito en un teólogo; es tan ancho que no todas las puertas admiten su paso, y en un automóvil, si alguna vez consiguiera introducirse en uno, no sabría de todos modos dónde poner las alas. Por culpa de los cuernos ningún sombrero le queda bien, y cuando ruge hace temblar el edificio. Es un verdadero experto en todo lo referente a los manuscritos del Mar Muerto, y ha escrito dos libros autorizadísimos sobre la cándida comunidad de Khirbert Qumran. Pero tiene las patas de atrás demasiado cortas, y cuando camina lleva las manos enfundadas en dos guantes enormes o, mejor dicho, borceguíes para manos. Hay quien sostiene que le salen llamas de la boca, pero ésa debe ser una imagen literaria; o quizá alguien ha tomado por fuego la saliva rojiza que le sale continuamente de las fauces. Lo cierto es que pesa 375 kilos, y su volumen es adecuado a su peso. Las alas, entonces, no le sirven de nada, pesa demasiado para volar, y pueden considerarse un capricho teologal: son rígidas y lustrosas, rectas hacia arriba como las de un toro alado, pero mucho más voluminosas. Los cuernos son macizos y ambos apuntan hacia arriba y hacia adelante, como un baldaquino suspendido sobre los ojos. Fue él quien aclaró definitivamente la total independencia del cristianismo con respecto a la religión de los Esenios, como resulta del análisis de los textos supérstites, y por tanto la absoluta originalidad de Jesús y de sus teorías. Cuando duerme, su respiración emite un silbido que se oye hasta en la plaza. Su novia le dijo a una amiga que en la cama se comporta como la Bestia del Apocalipsis.

Juan Rodolfo Wilcock


Que los ruidos te perforen los dientes

Que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores descompuestos y de palabras rotas. Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de araña; que sólo puedas alimentarte de barajas usadas y que el sueño te reduzca, como una aplanadora, al espesor de tu retrato. Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas; que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarteante los tachos de basura y que todos los habitantes de la ciudad te confundan con un madero. Que cuando quieras decir: "Mi amor", digas: "Pescado frito"; que tus manos intenten estrangularte a cada rato, y que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes en las salivaderas. Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al acostarse junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela, y que después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa. Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto, para que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia; que tu único entretenimiento consista en instalarte en la sala de espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo, y que te enamores, tan locamente, de una caja de hierro, que no puedas dejar, ni por un solo instante, de lamerle la cerradura.

Oliverio Girondo

viernes, 7 de marzo de 2008

Es aire en movimiento

La ventana se abrió con el viento, que como un Turbo en velocidad máxima empezó a volar las cortinas para después hacer un torbellino en mi habitación con los papeles que estaban en el escritorio. Y ahí fueron todas esas historias jamás terminadas. En una hoja volaba la mujer que se perdía en una plaza y en una papel celeste estaba por terminar su rehabilitación un jugador de rugby. Danzaban por el aire los chicos que se conocían en un recreo, chocándose contra la historia del cartero que viajaba en sobres.
El viento se divirtió hasta volcar los lapiceros y dejar que los lapices y biromes cayeran sobre las hojas que se amontonaban en el suelo. Se rayaron los papeles y se tacharon palabras. Algunos lápices llegaron a dibujar a los personajes de las historias y en algunos casos la birome roja corregía errores de ortografía. Cuando la Plasticola se volcó se creó un símil cartapesta que unió las páginas con poca coherencia. La agujereadora cayó sobre el parqué, saltando todos sus diminutos papeles redondos* sobre las hojas pegoteadas. Un collage envidia de muchos artistas pop.
Palabras, colores y formas que se entreveraban abriendo paso a historias que nunca podría yo haber escrito. El viento comenzaba a silbar bajito y el remolino artístico llegaba a su fin. De algún lado cayó agua, y se mezcló con la plasticola generando un pastiche creativo. Y de algún lado entré yo. Y me crucé con ese espectáculo. Ver todos mis mediocuentos convertidos en un desastre natural me encolerizó. Largué puteadas al viento. Literalmente. Y me decidí a despegar una por una las hojas, intentar unirlas. Volver a las malas ideas base. Pero era un poco tarde para correcciones. La mujer perdida había encontrado un camino a casa en otro cuento. El jugador de rugby había recuperado el movimiento de su brazo, y el cartero lo llevó a pasear en sobre. El recreo de los chicos ya había terminado, pero el colegio se había convertido en un safari, y un león asomaba dibujado en un borde.
Tiré todo. En una bolsa negra y grande. Mezcla de bronca y de frustración. Cerré la ventana con llave. Me senté en el escritorio que todavía estaba pegoteado. Y empecé a escribir sobre una ventana, que se abrió con el viento.


* véase: caquita de agujereadora

martes, 4 de marzo de 2008

¡Aguante la ficción!

Para sorpresa de muchos, he recibido un premio que no es para nada poca cosa.
Se trata del premio reconocido en el ambiente bloguero como Arte y Pico, que me ha sido entregado, Dios mediante, de las manos de Un Servidor.
Sólo puedo decir "gracias" y "muchas". También puedo decir las palabras que se suelen escuchar en estos discursos como: "¡No a las papeleras!", "Queremos libertad de prensa y no libertad de empresa", "Que devuelvan los ahorros".
Son muchas las personas a las que agradecerles, pero no quiero robar tu tiempo. Agradezco a todos, y todos contentos. En especial, obviamente, a Un Servidor, que me entregó el galardón. Y también a aquellos que se pasan por el blog seguidamente. Porqué no a aquellos que no pasan tan seguido. También a los que nunca pasaron y a los que no quieren volver. En fin, a todos.
Paso a continuación a colocar las normas que rigen a este evento:

1) Debes elegir a 5 blogs que consideres sean merecedores de este premio por su creatividad, diseño, material interesante y aporte a la comunidad bloguera, sin importar su idioma. 2) Cada premio otorgado debe tener el nombre de su autor/autora y el enlace a su blog para que todos lo visiten.3) Cada premiado, debe exhibir el premio y colocar el nombre y enlace al blog de la persona que lo ha premiado. 4) Premiado y premiador, deben exhibir el enlace de Arte y pico, para que todos sepan el origen de este premio. 5) Exhibir estas reglas.

Si las leyeron, saben lo que sigue. Sino, les comento que tengo que ser yo quien entregue ahora el premio a cinco blogs. Luego de un agotador análisis, the winners are:

- Infobosta (por Roy)
- Simplemente Don Jorge (por Don Jorge)
- Pólvora mojada (por Luchócrates)
- Las lenguas viven (por El Conde Seba, entre otros)
- Doctor Lecter (por Doctor Lecter)

Que les caiga en gracia.

sábado, 1 de marzo de 2008

En plural

La gata se pasea por la cornisa mientras nosotros, sentados en la terraza, nos comemos un caramelo ácido tras otro. Vos me hablás del cuadro que no podés pintar y yo del libro que no puedo terminar. Jugamos a los terapeutas dándonos consejos cuando sabemos que la solución es una. Y es clara. Y ya viene.
Te prendés un cigarrillo y jugás con el envoltorio mientras yo intento encontrar un caramelo de los rojos. Planeamos el viaje ese que sabemos que no podemos hacer. Vos por el trabajo, yo por no tener ni trabajo ni plata. Aunque sea en carpa y robando toda la comida que encontremos en casa. El viaje sólo quedaba en nuestras palabras, y se formaba con las nubes del cielo.
Tirás el filtro en la rejilla sin que sirva de nada mi interés de concientizarte en que no lo hagas. La gata se acerca a ronronearnos y juega con la bolsa vacía. Intentamos convencernos de que nuestra vida es más fácil que la suya. Pero hay un cuadro y un libro que nos esperan, y ser gato sería más simple.
Las nubes empiezan a tapar el cielo. No creés que vaya a llover. Me lo decís mientras te tomo de la mano. A lo sumo lloviznará. Que al fin y al cabo es lo mismo porque tendríamos que desnudar la soga. Inventamos una danza anti-lluvia bailando entre la ropa colgada. Terminamos atragantados en carcajadas por el piso. Con la gata que nos mira semi dormida, mientras las nubes se siguen apareciendo.
Volvemos a la posición original para que te fumes otro cigarrillo. Para contarnos chusmeríos innecesarios de la hermana de tu mamá. Para sonreír entre el humo. Para terminar abrazados.
Pararnos más tarde, sin despertar a la gata. Bajar por el ascensor, hasta la puerta de entrada. Decirte que podés volver cuando querés. Dudar cada segundo sobre como despedirnos. Hasta animarme a tomarte por la cintura y descubrir que en ese beso estábamos los dos. Encontrar las ganas de terminar el libro, la ilusión para pintar el cuadro. Despejar nuestras nubes un poco. Aunque se estuviese largando a llover.

domingo, 24 de febrero de 2008

viernes, 22 de febrero de 2008

Trepa


Trepa entre las piernas haciendo cosquillas. Y reís.
Se cuela entre los dedos del pie enroscándose. Temblás.
Abraza las rodillas que se doblan. Te da miedo. Y reís.
Aflojás el resto del cuerpo. No llegás a caer al suelo porque algo te sostiene. Como si flotaras.
Te envuelve, te eleva y te reís.
Se entreveran los lazos entre tus brazos y mirás al cielo que lo tenés cada vez más cerca.
No podés dejar de sonreir.


Trepa por dentro, entre los huesos. Te aprieta la carne.
Se te siente en el estómago y te empuja las venas. No te reís, no te dan ganas.
Trepa hasta el cuello y te ahoga en la garganta. No te dan ganas.
Aflojás el cuerpo y caés contra el piso. Trepa hasta marearte las neuronas.
Se enredó en las muñecas y te empieza a asomar por las fosas nasales.


Te levantás como si nada.
No entendés qué te causa. Por las dudas ni te reís.
Te trepó por dentro y fuera. Te exitó y hastió.
Confundido, te mirás en el espejo. El viaje fue cansador.
Todavía estás turbado.
Estás trepado.

martes, 19 de febrero de 2008

Realidad in fraganti

Un fotógrafo que se rebusca en multiplicar los sentidos de lo que vemos cotidianamente. Con un blanco y negro particular, deforma y forma los objetos que encuentra a su paso y te deja un poco boquiabierto, un poco sonriendo y otro tanto ingenuo. Es Chema Madoz y acá algunas de sus capturas. Y más abajo un link a su página, con más excusas para darnos cuenta de todo lo que nos falta darnos cuenta.



domingo, 17 de febrero de 2008

Olvidar cómo encontrarte

Ya me estaba acostumbrando a pensar que no volvería a encontrarte. Conformismo incómodo. Al fin y al cabo me habías cansado. Todas las mañanas leía el diario, todo enterito. Desde el clima hasta las historietas. Y no estabas. No eras noticia, ni siquiera efeméride. Me di por vencido, o al menos me convencí de eso. Los diarios se fueron apilando en el cajón de la biblioteca. Un degradé amarillo llevaba del más viejo al último estrenado. Cada tanto revisaba alguna página, con la esperanza de haberte salteado. La gente que sonreía en las fotos de la sección "Sociales" me miraba irónica. Y yo te buscaba en el fondo. En las figuras borrosas de tinta y pixel. No estabas. No eras noticia.

También te había buscado en el desayuno. Adentro del tarro de café, entre los granos oscuros. Nada. Los sobres de azúcar, bordados con frases que si bien no me conmovían al menos me sacaban una sonrisa, estaban completamente vacíos. Sólo tenían azúcar. La mermelada de naranja no daba ninguna pista de tu presencia. La dejé abierta un buen tiempo sobre la mesada. Conseguí unas cuantas moscas durante unas semanas hasta desistir de la idea de que te aparecieras a espantarlas. Las tazas de porcelana, frías. Los individuales, como tales, solos. Y en el reflejo de la pava se reflejaba mi cara hinchada, de bronca y de circunferencia espejada. Harto, me dediqué al ayuno.

Mientras insistía con los periódicos recordé que podrías darte el lujo de aparecer en el último lugar que te había visto. Aunque no había razones. No eras de visitarme allá, más por miedo a mis reacciones que por lo efímero de ese espacio. Así que intenté dormirme temprano, inmediatamente después de cenar. Y aparecieron barcos, y olas y tormentas. Desperté con náuseas y obviamente con tu ausencia. Dormí de nuevo, a la tarde, una siesta innecesaria, teniendo la esperanza de que te asomaras, aunque sea para mantenerme en la ilusión. Soñé una maestra de primaria que se llamaba Dora que me intentaba seducir y luego se transformaba en el médico de mamá que me decía que tenía que cuidarla más. De vos ni noticias. Intenté un par de veces más. La siguiente noche, antes de dormirme, pensé en ocho anécdotas distintas. En todas eras protagonista. No recuerdo qué soñé esa vez, estoy seguro que no estabas. Las noches que continuaron fueron en vano. No te animabas si quiera a aparecerte efímero. Así te habías ido.

Estaba ya resignado, no me pasaba comunmente. Pero se me notaba desganado, desgastado. De a ratos los diarios se amontonaban en la puerta de casa. Cuando los juntaba los guardaba directamente. Intenté desayunar pocas veces, pero me resultaba asqueroso. Se me amontonaban las moscas en la garganta. Ni hablar de soñar. Intentaba no hacerlo con frecuencia, pero no lo podía evitar. Reconozco que también te busqué en un par de medias, en un videocassete, en la vidriera de un negocio, en un olor a quemado. Un olor a fuego intenso. No eras noticia.

Hasta que esta mañana, en una de las casualidades en las que no creo, te sentí. Luego de una voz de locutora amargada apareciste. Adentro de una canción. Entre los acordes, bailando en el estribillo. Ahí estabas. No parecías igual, no estabas tan vacío como antes. Volviste lleno entre esos sonidos que nunca había escuchado. Estabas de vuelta. Me llenaste. Empecé a reírme y me abracé a la radio que empezó a chillar. Me alejé y subí el volumen para poder oírte mejor. Me reí a carcajadas y hasta creo que bailé con vos. Hasta nos miramos a los ojos. Sonaste más lento. Sentí un nudo, en el cuello, en el estómago, en las manos. La canción llegaba al final. Parecía que te ibas con ella. Y así era. Los últimos tres, dos, uno. La voz de la locutora continuó amargada. Los nudos apagaron mi sonrisa. Ahora que sé dónde buscarte, no se si quiero encontrarte una vez más. Los nudos apagaron la radio. A ver si aparecés una vez más.

domingo, 10 de febrero de 2008

Ubicate



Es por eso que te movés constantemente intentando buscarte en el espacio. Desde donde estés, fijate de no perderme.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Sube, sufre

Es que sus ojos quieren verlo, y sus manos también. Pero después es tanto vacío que no se puede llenar sólo con el recuerdo.
Sin embargo sus labios quieren besarlo, y sus pies también. Pero él cada tanto se desvanece, y así no se puede seguir.
No es justo. No parece.
Su piel quiere sentir su piel, y abrazarlo también. Pero más tarde es solo un suspiro, y las lágrimas contra la almohada.
Lamentablemente ella no puede ser igual. Las sábanas son su refugio por ser tan poco cobarde y querer un poco más. Y todo parece ser una eterna onda electromagnética. Que sube, se disfruta, y de a poco vuelve a caer, sufriéndose. Luego sube, luego sufre.
El corazón quiere olvidarlo, y tenerlo consigo para siempre también. Pero la incertidumbre golpea fuerte y no le permite entender.
Le pesa. Le cuesta. Es lógico. De algún lado sacará las fuerzas. Para poder salir de ese circuito en algo necesita creer.

martes, 5 de febrero de 2008

Un viaje



Con toda palabra - Lhasa De Sela

jueves, 31 de enero de 2008

Preparen, apunten, lejos

Es ella la que se toma vacaciones para despegarse un poco del tramado de cables que es su cerebro.
Y él no la entiende, porque se cree el centro de su mundo.
Es ella la que por dentro sabe que no sabe lo que quiere. Pero no está planeando nada.
Y su madre es la que pretende meter más manos inútiles para hacer garabato.
Es ella la que prepara el brazo para tomar distancia.
Y son sus hijos los que le exigen que sea más madre de lo que fue.
Es ella la que termina accediendo a su confianza y empieza a caminar para el lado que cree correcto. Hacia donde él no la va a ir a buscar. En donde su madre no quiere saber. Y a donde sus hijos la van a visitar.

martes, 1 de enero de 2008

Uno es más uno

Pensemos en dos hormigas. O en dos saquitos de té.
Pensemos en eso mientras nos hacemos los que no sabemos qué está pasando.