sábado, 29 de marzo de 2008

Tengo ganas

Todavía tengo ganas de conocer muchos rincones del mundo. Tengo ganas de aprender demás. Y de equivocarme menos veces, pero más de las que ya lo hice. Tengo ganas de enamorarme y si es necesario sufrir por eso un poco. Tengo ganas de perderme, de encontrarte. Tengo ganas de ser más viejo. Tengo cosas que olvidar y me gustaría poder tener nuevos recuerdos. Tengo ganas de ayudarte a crecer y poder aconsejar. Tengo ganas de ver nacer. Y un poco de morbo me da ganas de ver morir algunas cosas. Tengo ganas de cambiar mil veces. Tengo ganas de que me aplaudan más fuerte. Tengo ganas de que el pasado se haga más largo.

Tal vez por eso un poco, tal vez por miedo. Pero al fin y al cabo, cuando leí esto me sentí con necesidad de avisar. Me enteré tarde, pero no tanto. Mañana sábado 29 entre las 20 y las 21 horas se convoca a un apagón mundial. Con el objetivo de concientizar (y accionar un poco) sobre el cambio climático. No es mucho lo que se pide, pero puede servir bastante. Para más información, y para que sepan que no es una locura de tres o cuatro, visiten este link. Nunca está de más.
Si no lo hacés por el mundo. Si no lo hacés por vos. Hacelo por mi, que tengo ganas.

Gracias por el aviso Baterflai.

jueves, 27 de marzo de 2008

Ya ves

Me diste la llave y después cambiaste la cerradura. No es la primera vez, me harté de coleccionar llaves que ya no abren. Ahora sólo quedan puertas viejas y la luz que entra por el cerrojo.
Mañana, cuando esté menos cansado, voy a preocuparme por olvidarme las llaves. Ahora es lo único que me queda.

martes, 25 de marzo de 2008

Tell me why

No entiendo por qué a veces tengo tantas ganas de reírme que si me preguntan las razones me largaría a llorar.

miércoles, 19 de marzo de 2008

El pasado es hoy

Me llamaron amigos que hace años que no veo, con otros nos volvimos a juntar en esa plaza que hacía años no nos reunía y encontré un disco de Elvis Crespo en la cocina. Alguien anduvo jugando con la máquina del tiempo este fin de semana.

sábado, 15 de marzo de 2008

Confieso que he deseado

Usted no entiende. Hay días en los que siento ganas de trabajar encerrado en una oficina, rodeado de incompetentes que llenen mi escitorio de papeles que había que sellar el día anterior. Tomando café frío de máquina y soportando besos de rouge de empleadas públicas desagradables.
Usted no me puede entender las ansias que tengo de perder la billetera. Con todo mi dinero adentro, con las fotos carnet de mis familiares, con los boletos de recuerdo y con el sticker de la remisería de siempre. Si en la misma pérdida desaparecen el documento y la cédula, me hacen un favor. Que luego todo el mundo me pregunte dónde fue el último lugar donde lo vi, hasta hartarme de cotestarles que de saberlo sería todo más fácil.
¿Me va siguiendo? No es sólo esto. Me encantaría lograr tener la entrada prohibida a todos lados, pero enterarme luego de hacer una larga fila. Que alguien me desate los cordones todo el tiempo, si quiere ser usted, no tengo ningún inconveniente. Llegar a casa y que mi mamá se confunda mi nombre con el de mis hermanos, o el del vecino. Que los años pasen sólo para mi. Me acuesto rogando despertarme cada cinco minutos. Deseo perder al truco teniendo el ancho de espadas. Y que usted se canse de escucharme.

Usted no entiende. No es por masoquista ni para dar lástima. ¿Hacerme el héroe? La verdad no es mi intención. Sólo quiero que alguna vez, el hecho de que no se me cumplan los deseos me haga feliz.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Instantáneo

Cuatro situaciones indignantes que suceden constantemente. A veces parece gracioso, otras simple abuso. Pero es hora de sacarle las caretas al Sr. Destino, a su hermana Srta. Casualidad y a Mr. Combinación De Energías De La Mala Leche.

  • Estoy terminando de utilizar ese programita que asombradamente se estuvo portando de mil maravillas. En ningún momento se tildó, y todos los botones me hicieron caso. El trabajo está casi acabado y se me ilumina el cerebro con un tubo de tungsteno y digo "mejor sería ir guardando". Dejo de mover el mouse, temiendo lo que está a punto de suceder. Se que cualquier acción de más que le haga a la computadora va a ser suficiente excusa para que el programa se cuelgue y aparezca un patético cartel de Error, Horror o símil. Entonces tengo a bien tomar precauciones y en lugar de dirigirme a archivo-guardar, utilizo un comando de teclado que bien saben usar las personas del ambiente informático: ctrl+ s. Y ahí, ni bien coloco las yemas de mis dedos sobre las respectivas teclas se asoma un cartelito de msn, antivirus, mail, alarma y se sucede lo peor. O bien presiono las teclas que comienzan a funcionar sobre la nueva señal, o ni siquiera llego a eso y el bendito programa decide cerrarse solo. Sin ayuda. Sin pedir permiso. Mutis por el foro. Pero no se va solo. Se lleva mis horas de trabajo y todo el interés por seguir delante de la computadora sin pegarle.
  • Hace frío. O calor. No importa. Hace mucho de un mismo clima. Y hace fácil una hora que el micro no pasa. Cuanto más tiempo espero, más me convenzo de que está por pasar. Pero a su vez más me convenzo de que si tardó media hora más de lo que debía, puede tardar una hora más, dos días e inclusive meses. ¿Tomo uno de los tantos taxis libres que pasan? No. Total ya estoy llegando tarde. Esperemos. Que pasen cinco colectivos que no son los que me tengo que tomar y ahí recién me tomo el taxi. Espero. Pasaron seis. Al próximo taxi me subo. Cuento la plata, llego justo. Ya pasó tanta gente por la parada que creo que se están repitiendo. Ahí viene un taxi. Libre. No queda otra. Que se vaya a cagar el chofer, a quien seguro no le importan mucho mis monedas. Paro el taxi. Miro atrás. Ni se asoma el colectivo. Me subo. Le digo la dirección. Arranca. Y hago lo que no tengo que hacer. Observar por el espejo retrovisor como se asoma el micro.
  • ¿Qué hago? Me levanto a preguntarle de nuevo al profesor a qué cuernos se refiere con la pregunta cuatro. No. Ya dijo que no iba a explicar nada. Es un exámen final, debería mostrarse más simpático. Pero no. Nadie preguntó nada hasta ahora. Tal vez con el resto de las preguntas a medio contestar alcance a aprobar. Aunque si comparo mi hoja y media con las tres hojas con letra diminuta de mi compañero de al lado, veo que no es muy probable. Ya están entregando todos. El profesor me mira con cara de si sigue sin escribir otra media hora le saco la hoja. Debe estar pensando que me estoy copiando. Me juego. Voy y le pregunto. Si no me quiere contestar le entrego. Agarro las hojas. Me acerco al escritorio. Me mira intimidante. No me animo. Dejo las hojas en el escritorio y voy derecho a la puerta. Pero Ortiz pregunta algo sobre la cuatro. Y el profesor, sin estribos, comienza a explicar la respuesta, entusiasmado hace gráficos en el pizarrón. El resto, Ortiz más que nada, con una sonrisa, comienzan a copiar sin verguenza alguna.
  • Desde la última vez que dijiste que me ibas a llamar pasó ya una semana y media. En ese lapso no tuve ni una señal de humo. Si no querías llamar me mandabas un mensaje, o un mail, o un zumbido. Un telegrama si es que te molesta la tecnología moderna. Si pensabas que yo iba a aflojar llamándote para ver como anda todo, estás equivocada. Ya lo hice cinco veces. Ésta vez te esperé. Demasiado. Actualizo el correo por si las dudas. Ante la negativa de novedades empiezo a escribirte yo. Un mail. Para que lo leas con tiempo. No muy largo, conciso. Quizás me desubique un poco con el vocabulario, pero quéquerés. Por lo menos cuando lo leas te va a dar un poco de bronca. O lástima. O escalofríos. Algo te tiene que pasar. Pero es un mail definitivo. Después de eso ya ni te molestes en dar señales de vida. Ja. Te pensaste que yo nunca iba a poder despegarme. Listo. Escrito está. Y lo mando. Hotmail sabrá hacértelo llegar. Ja. ¿Ja? Hay un mail nuevo en la bandeja de entrada. Si no fuera porque era tuyo, y contaba todos los problemas que habías tenido en tu casa, el robo del celular y esas cosas dulces que yo quería escuchar, no estaría ahora queriendome cortar los dedos con una lima.

lunes, 10 de marzo de 2008

Que te recontra

Buscando y leyendo y haciendo memoria se me ocurrió juntar estos tres textos de tres escritores bastante diferentes. Pero este trío nos alimenta de un buen vocabulario a la hora de echarle pimienta a las discusiones.


Werner

Werner era ignorante, inmoral, morboso, sórdido, mentiroso, feo, malpensado, sucio, execrable, pervertido, impuntual, lujurioso, porfiado, haragán, egoísta, académico, desordenado, inhábil, detestable, mezquino, huraño, holgazán, intrigante, creído, lascivo, desatento, inmundo, culturoso, avaro, libertino, altanero, traidor, coqueto, arrogante, soberbio, presuntuoso, insensato, trasnochador, malviviente, vanidoso, antipático, demasiado pagado de sí mismo, torpe, desconfiado, tramposo, estafador, avieso, desabrido, irascible, fatuo, obstinado, vicioso, displicente, mugriento, abstruso, depravado, cruel, chismoso, grosero, despiadado, soez, intrigante, presumido, testarudo, perverso, descarado, tacaño, glotón, vago, informal, quisquilloso, intratable, engreído, malicioso, suspicaz, malcriado, necio, entrometido, jactancioso, fullero, senil, descortés, atolondrado, fanfarrón, insufrible, terco, desleal, inmaduro, ruin, maleducado, simplón, incapaz, desvergonzado, pérfido, fluctuante, cargoso, lerdo, rústico, descocado, receloso, esquivo, hostil, atropellado, enredador, infame, adulador y malhablado. Es una suerte, hija, que no te hayas casado con él.

Leo Maslíah.


Giocoso Spelli

El teólogo y profesor de historia de las religiones Giocoso Spelli es casi con seguridad un monstruo, o en todo caso tiene algo de monstruoso. Para empezar camina en cuatro patas, y esto ya es insólito en un teólogo; es tan ancho que no todas las puertas admiten su paso, y en un automóvil, si alguna vez consiguiera introducirse en uno, no sabría de todos modos dónde poner las alas. Por culpa de los cuernos ningún sombrero le queda bien, y cuando ruge hace temblar el edificio. Es un verdadero experto en todo lo referente a los manuscritos del Mar Muerto, y ha escrito dos libros autorizadísimos sobre la cándida comunidad de Khirbert Qumran. Pero tiene las patas de atrás demasiado cortas, y cuando camina lleva las manos enfundadas en dos guantes enormes o, mejor dicho, borceguíes para manos. Hay quien sostiene que le salen llamas de la boca, pero ésa debe ser una imagen literaria; o quizá alguien ha tomado por fuego la saliva rojiza que le sale continuamente de las fauces. Lo cierto es que pesa 375 kilos, y su volumen es adecuado a su peso. Las alas, entonces, no le sirven de nada, pesa demasiado para volar, y pueden considerarse un capricho teologal: son rígidas y lustrosas, rectas hacia arriba como las de un toro alado, pero mucho más voluminosas. Los cuernos son macizos y ambos apuntan hacia arriba y hacia adelante, como un baldaquino suspendido sobre los ojos. Fue él quien aclaró definitivamente la total independencia del cristianismo con respecto a la religión de los Esenios, como resulta del análisis de los textos supérstites, y por tanto la absoluta originalidad de Jesús y de sus teorías. Cuando duerme, su respiración emite un silbido que se oye hasta en la plaza. Su novia le dijo a una amiga que en la cama se comporta como la Bestia del Apocalipsis.

Juan Rodolfo Wilcock


Que los ruidos te perforen los dientes

Que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores descompuestos y de palabras rotas. Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de araña; que sólo puedas alimentarte de barajas usadas y que el sueño te reduzca, como una aplanadora, al espesor de tu retrato. Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas; que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarteante los tachos de basura y que todos los habitantes de la ciudad te confundan con un madero. Que cuando quieras decir: "Mi amor", digas: "Pescado frito"; que tus manos intenten estrangularte a cada rato, y que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes en las salivaderas. Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al acostarse junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela, y que después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa. Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto, para que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia; que tu único entretenimiento consista en instalarte en la sala de espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo, y que te enamores, tan locamente, de una caja de hierro, que no puedas dejar, ni por un solo instante, de lamerle la cerradura.

Oliverio Girondo

viernes, 7 de marzo de 2008

Es aire en movimiento

La ventana se abrió con el viento, que como un Turbo en velocidad máxima empezó a volar las cortinas para después hacer un torbellino en mi habitación con los papeles que estaban en el escritorio. Y ahí fueron todas esas historias jamás terminadas. En una hoja volaba la mujer que se perdía en una plaza y en una papel celeste estaba por terminar su rehabilitación un jugador de rugby. Danzaban por el aire los chicos que se conocían en un recreo, chocándose contra la historia del cartero que viajaba en sobres.
El viento se divirtió hasta volcar los lapiceros y dejar que los lapices y biromes cayeran sobre las hojas que se amontonaban en el suelo. Se rayaron los papeles y se tacharon palabras. Algunos lápices llegaron a dibujar a los personajes de las historias y en algunos casos la birome roja corregía errores de ortografía. Cuando la Plasticola se volcó se creó un símil cartapesta que unió las páginas con poca coherencia. La agujereadora cayó sobre el parqué, saltando todos sus diminutos papeles redondos* sobre las hojas pegoteadas. Un collage envidia de muchos artistas pop.
Palabras, colores y formas que se entreveraban abriendo paso a historias que nunca podría yo haber escrito. El viento comenzaba a silbar bajito y el remolino artístico llegaba a su fin. De algún lado cayó agua, y se mezcló con la plasticola generando un pastiche creativo. Y de algún lado entré yo. Y me crucé con ese espectáculo. Ver todos mis mediocuentos convertidos en un desastre natural me encolerizó. Largué puteadas al viento. Literalmente. Y me decidí a despegar una por una las hojas, intentar unirlas. Volver a las malas ideas base. Pero era un poco tarde para correcciones. La mujer perdida había encontrado un camino a casa en otro cuento. El jugador de rugby había recuperado el movimiento de su brazo, y el cartero lo llevó a pasear en sobre. El recreo de los chicos ya había terminado, pero el colegio se había convertido en un safari, y un león asomaba dibujado en un borde.
Tiré todo. En una bolsa negra y grande. Mezcla de bronca y de frustración. Cerré la ventana con llave. Me senté en el escritorio que todavía estaba pegoteado. Y empecé a escribir sobre una ventana, que se abrió con el viento.


* véase: caquita de agujereadora

martes, 4 de marzo de 2008

¡Aguante la ficción!

Para sorpresa de muchos, he recibido un premio que no es para nada poca cosa.
Se trata del premio reconocido en el ambiente bloguero como Arte y Pico, que me ha sido entregado, Dios mediante, de las manos de Un Servidor.
Sólo puedo decir "gracias" y "muchas". También puedo decir las palabras que se suelen escuchar en estos discursos como: "¡No a las papeleras!", "Queremos libertad de prensa y no libertad de empresa", "Que devuelvan los ahorros".
Son muchas las personas a las que agradecerles, pero no quiero robar tu tiempo. Agradezco a todos, y todos contentos. En especial, obviamente, a Un Servidor, que me entregó el galardón. Y también a aquellos que se pasan por el blog seguidamente. Porqué no a aquellos que no pasan tan seguido. También a los que nunca pasaron y a los que no quieren volver. En fin, a todos.
Paso a continuación a colocar las normas que rigen a este evento:

1) Debes elegir a 5 blogs que consideres sean merecedores de este premio por su creatividad, diseño, material interesante y aporte a la comunidad bloguera, sin importar su idioma. 2) Cada premio otorgado debe tener el nombre de su autor/autora y el enlace a su blog para que todos lo visiten.3) Cada premiado, debe exhibir el premio y colocar el nombre y enlace al blog de la persona que lo ha premiado. 4) Premiado y premiador, deben exhibir el enlace de Arte y pico, para que todos sepan el origen de este premio. 5) Exhibir estas reglas.

Si las leyeron, saben lo que sigue. Sino, les comento que tengo que ser yo quien entregue ahora el premio a cinco blogs. Luego de un agotador análisis, the winners are:

- Infobosta (por Roy)
- Simplemente Don Jorge (por Don Jorge)
- Pólvora mojada (por Luchócrates)
- Las lenguas viven (por El Conde Seba, entre otros)
- Doctor Lecter (por Doctor Lecter)

Que les caiga en gracia.

sábado, 1 de marzo de 2008

En plural

La gata se pasea por la cornisa mientras nosotros, sentados en la terraza, nos comemos un caramelo ácido tras otro. Vos me hablás del cuadro que no podés pintar y yo del libro que no puedo terminar. Jugamos a los terapeutas dándonos consejos cuando sabemos que la solución es una. Y es clara. Y ya viene.
Te prendés un cigarrillo y jugás con el envoltorio mientras yo intento encontrar un caramelo de los rojos. Planeamos el viaje ese que sabemos que no podemos hacer. Vos por el trabajo, yo por no tener ni trabajo ni plata. Aunque sea en carpa y robando toda la comida que encontremos en casa. El viaje sólo quedaba en nuestras palabras, y se formaba con las nubes del cielo.
Tirás el filtro en la rejilla sin que sirva de nada mi interés de concientizarte en que no lo hagas. La gata se acerca a ronronearnos y juega con la bolsa vacía. Intentamos convencernos de que nuestra vida es más fácil que la suya. Pero hay un cuadro y un libro que nos esperan, y ser gato sería más simple.
Las nubes empiezan a tapar el cielo. No creés que vaya a llover. Me lo decís mientras te tomo de la mano. A lo sumo lloviznará. Que al fin y al cabo es lo mismo porque tendríamos que desnudar la soga. Inventamos una danza anti-lluvia bailando entre la ropa colgada. Terminamos atragantados en carcajadas por el piso. Con la gata que nos mira semi dormida, mientras las nubes se siguen apareciendo.
Volvemos a la posición original para que te fumes otro cigarrillo. Para contarnos chusmeríos innecesarios de la hermana de tu mamá. Para sonreír entre el humo. Para terminar abrazados.
Pararnos más tarde, sin despertar a la gata. Bajar por el ascensor, hasta la puerta de entrada. Decirte que podés volver cuando querés. Dudar cada segundo sobre como despedirnos. Hasta animarme a tomarte por la cintura y descubrir que en ese beso estábamos los dos. Encontrar las ganas de terminar el libro, la ilusión para pintar el cuadro. Despejar nuestras nubes un poco. Aunque se estuviese largando a llover.