domingo, 27 de abril de 2008

Con "do" de domingo

El pantalón abrió la boca y se comió las dos piernas hasta la botamanga. Los pies se asoman curiosos por abajo y corren a unas medias que se hacen los zoquetes. Las alcanzan, y las medias a pura carcajada envuelven cada pie con cuidado de embocar el talón en la partecita donde va el talón. Las zapatillas, dúo inseparable, se acercan corriendo con la lengua afuera y los cordones colgando. Se calzan en su correspondiente lugar y tocototean por el piso. Y ahí hace su aparición la remera-de-mangas-cortas, porque aunque ya sea otoño parece que el sol no se quiere despedir. La mano busca por el escritorio las gafas de marco grueso y vidrio fino, que se ubican adelante de los ojos que, contentos, acomodan su iris a gusto y piacere. Por las dudas el otoño se decida a despedir al sol, el pullover finito cierra el ciclo, colocandose en el torso y entregándose por los brazos. Y ahí nomás. El pullover está hasta las manos.
La bufanda espera desde el perchero el momento de su aparición. Los guantes desde el cajón sacan cuentas de cuantos días falta para el invierno, pero no le alcanzan los dedos. Cada prenda intenta decir algo, pero no pueden evitar ser parte de una muda de ropa.

jueves, 24 de abril de 2008

Oídos sordos

Los parlantes de mi PC no andan. Así que les dejo escuchar lo que yo tengo ganas pero no puedo.

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Lisandro Aristimuño - Vos

sábado, 19 de abril de 2008

Y no encontrarás lugar más que allí

Donde lo viento te mueve y lo agua te empapa. Los besos son besos de sonrisa.
No alcanzará un segundo más, siempre se necesita de esa eternidad impalpable.
Y en ese lugar estarás tranquilo. En ese lugar, con ese lugar. Con la frente sudada. Y tu boca sonrisa.
Desde ahí no te mueves, desde ahí ves el mundo. Y es tan lindo mirar desde la cama, por la ventana, como el sol se come la noche.

miércoles, 16 de abril de 2008

Quedamos así

Tengo puesta toda la confianza en el árbol, en el perro, en las tostadas. Les creo bastante. No te das una idea de la fe que tengo en el lavavajillas y en el despertador. Confió en mis vecinos y en cada baldoza.
Puede ser que sea demasiado crédulo, pero me arriesgué en darle el beneficio de la duda a la existencia del aparato digestivo. Si bien los fundamentos científicos siempre fueron para mí tan fantásticos como un cuento chino, me permití unirme a la creencia general para dejar de ser un escéptico.
Sonriéndome de las casualidades, me dejo llevar sin importancia por los sueños y siempre intento no cuestionar fundamentos religiosos. Cada loco.
Me presté al juego del amor y sus incoherencias. Sus fatales incoherencias. Y dejé pasar mis miedos creyéndole a los cantores sus canciones. Le permití a los filósofos discutir su existencia, manteniéndome alejado de profundidades. No me sentí quién para discutirlas, analizarlas, darles media vuelta y fracasarlas.
No puedo negar que lo disfruto y te mentiría si te dijera que no estoy más tranquilo tragándome todo por los cinco sentidos.
Tampoco te puedo mentir, que cuando la tostada salga volando de la tostadora (literalmente, con alas) o cuando tu boca se convierta en volcán de lava violeta y por un instante el mundo deje de ser este mundo, voy a darme cuenta que no debí confiar demasiado.

domingo, 13 de abril de 2008

Instantáneas junto a la biblioteca

¿Y por qué esa manía que tienen los diarios y revistas de ilustrar las entrevistas a escritores con una foto de ellos con un fondo de biblioteca y, en lo posible, el escritor sentado al revés en una silla con sus brazos sobre el respaldo?

jueves, 10 de abril de 2008

Damián y sus papeles varios

Damián tiene una pila de hojas en su escritorio. Se han ido amontonando de a poco, decorando desordenamente la mesa. Alguna vez se había propuesto ordenarlos, pero nunca se había decidido a cumplir su promesa. De todas formas allí, en ese tetris de papeles, siempre encontraba lo que buscaba. Si estaba allí, no se perdía.
Desde la fotocopia de su partida de nacimiento hasta una lista "símil agenda" con los teléfonos de sus compañeros de la facultad. Un recorte de diario sobre un accidente cerca de su casa estaba exactamente por debajo de todo, peleando el último lugar con un volante de una pizzería - con una tentadora promoción-.
De vez en cuando, buscando algún papel insignificante, se encontraba con la letra de alguna canción que extrañaba, o con un boleto de un colectivo que había tomado un jueves de niebla. No eran papeles cualquiera. Formaban parte de esa pila de cosas que le sucedían, esa pila de papeles que contaban su historia. Incluso el boleto. Y sobre todo la canción.
La montaña se actualizaba constantemente y era muy raro una limpieza. Pero sucedía. Algún papel que no guardaba sentido, una fotocopia que se prestaba, una dirección que ya se había aprendido de memoria. Los papeles nuevos eran bien recibidos. Para fomentar la integración a "los nuevos", Damián los mezclaba en distintas partes de la pila. Así, sin ninguna lógica, papeles antiguos conocían a los novatos que entraban sin saber su destino.
Por razones de seguridad evidentes, en el cuarto no se abrían ventanas y el ventilador estaba direccionado para el lado opuesto. Cualquier error podía volcar todos los papeles y eso no estaba en los planes.
Cuando algún amigo entraba a su habitación no podía dejar de notar la importante superficie que ocupaban esos papeles sobre el escritorio. Algunos intentaron buscar algo allí, pero se perdieron entre fotos y palabras. Otros la miraban asombrados.
Y otros, como la madre de Damián, decidieron hoy por la tarde desalojarlos del escritorio y darles las bienvenida en el tacho de basura.
Cuando Damián vuelva de la facultad se va a armar una.

sábado, 5 de abril de 2008

Abril

Un poco más de frío y de repente Abril.
Todo más marrón más amarillo más viento.

Dame más frazada y tirate un poco a absorber lo que queda del sol.
El otoño es más lindo cuando empieza.
Todo es más lindo cuando empieza.

Mate caliente y de repente Abril.
Todo más amargo, más hirviendo.

Caminá sobre las hojas dejándome oír tus pasos.
No te vayas tan lejos, el otoño recién empieza.
Todo es más lindo cuando no te vas tan lejos.

martes, 1 de abril de 2008

Pasajero en trance

Irse y venir y volverse. Vivir este viaje en eterno traslado. Viajar en vaso, en ojos, en sueño y en bicicleta. No hace falta moverse para partirse un rato. Sólo hay que animarse a desatar los pies del suelo.