Horror es humano
No estoy aquí para juzgar ni criticar los hechos que comentaremos a continuación. Simplemente agudizaremos el ojo sobre uno de los principales problemas que nuestro país transita hoy día. Junto con el periodista y entomólogo Denise Puig elaboramos este informe que propone sondear las causas y consecuencias del aumento de muertes de extranjeros en Argentina. Según cifras oficiales, el 78 % de los extranjeros asesinados en nuestra tierra en los últimos tres años fue muerto debido a errores gramaticales. En su mayoría se trata de turistas [lo cual ha provocado un claro descenso en la recaudación de las últimas vacaciones (lo que generó un descontento por parte del gremio hotelero particularmente)] que visitaban el país invitados por amigos o tentados por avisos publicitarios.
¿A qué nos referimos con "errores gramaticales" y "extranjeros asesinados"? Por si usted no lee los diarios habitualmente, le comentamos que últimamente se han dado varios casos de asesinatos de personas que llegan a la Argentina desde su país natal, donde generalmente se habla otra lengua. Estos individuos, casi obligadamente, se comunican con nosotros, los argentinos, para poder conseguir un lugar donde vivir, un lugar donde comer, un lugar donde pasear. El inconveniente surge cuando al no poder comunicarse a través de su idioma (los argentinos no estamos obligados a conocer cada una de las lenguas del mundo, mucho menos si nos vamos a quedar viviendo acá) el extranjero intenta hablar español. Lógicamente existe un registro distinto, alguna letra que se pronuncia más fuerte, una acentuación algo corrida, pero hay casos más graves. Muchas veces el error gramatical es grosero, y el argentino receptor de esas palabras se brota. En un ataque (podríamos decir poco justificado) de defensa patriótica se descarga violentamente contra el extraño hasta, en algunos casos, provocarle la muerte.
¿Qué es lo que motiva ese accionar? ¿La culpa es del argentino o acaso el extranjero que desconoce el idioma castellano se está "suicidando" al hablarlo mal? ¿Qué hace el gobierno ante todo esto? No es nuestro deber responder estos interrogantes, sino simplemente analizar el contexto general del asunto. Pasaremos a continuación a observar una dramatización construida a partir de testimonios de testigos sobre uno de los primeros casos de "asesinato gramatical" en nuestro país, allá por 2006.
Dramatización
En un bar de Recoleta, sábado al mediodía. Entra un hombre flaco y rubio, con una remera que dice "Germany". Se acoda en la barra. Del otro lado, el dueño del boliche.
Alemán: Buenos días.
Dueño: Buen día. ¿Qué se va a servir?
Alemán: ¿Cuánto sale la agua?
Dueño: ¿Cómo dijo? ¿La agua?
Alemán: (haciendo el gesto) Botellita de agua.
Dueño: Ah. Botellita de agua. Tres pesos.
Alemán: Caro. ¿Podrías darme un poco de la agua en una vaso?
Dueño: ¡¿Sos enferrrmo?!
Moza: Espere Don Ramírez, que el señor solo quiere agua.
Alemán: Agua, sed. (hace el gesto)
Dueño: Hablá bien, ¡carajo! Que mis viejos se rompieron el alma para mandarme al colegio a que aprenda a leer y escribir y hablar y vos porque sos alemán te pensás que la tenés re clara.
Moza: Por favor Don Ramírez, bájese de la barra y suelte esa botella.
Dueño: ¡Cierren las puertas! ¡Que no se escape!
Alemán: Yo no querer problemas. Yo ir.
Dueño: Te la buscaste. Te la buscaste.
Creemos que la dramatización debía llegar hasta ahí y no continuar con la escena, ya que para conocer el final es suficiente con las fotos que salieron en los diarios. Los nombres de los personajes fueron modificados por pedido del juez.
Es de particular interés para el ingeniero Puig y para mi, que no se pretenda extraer de aquí ninguna opinión específica. Nos limitaremos a comentar los hechos y aportar testimonios sin intencionalidades. Por ello adjuntamos un texto extraído de una entrevista a Prima Scaserra, una italiana que sufrió la pérdida de su marido en manos de los "violentos gramaticales".
Yo soy profesora de español en mi país y mi sueño era conocer Argentina. Mi marido en ese entonces era Franco Di Coco, y se ofreció a acompañarme sin miramientos. Nos hartábamos de hablar de este próspero país y nuestros amigos y familiares nos encargaban cosas para que les lleváramos. Habíamos oído algo de los asesinatos por errores gramaticales, pero jamás pensamos que nos iba a pasar. Uno siempre escucha, pero hasta que no le pasa, no le pasa. Porque claro, si a uno ya le pasa, le pasó. A los dos días de estar en el país nos acercamos a un almacén de ramos generales, para conseguir dulce de leche. Era para la hermana de Franco que siempre pedía cosas. Muchas cosas. Por la cantidad de garotos que le llevamos cuando volvimos de Brasil tuvimos que pagar el exceso de carga. Pero eso es otra historia. Cuando estábamos en el almacén Franco no tiene mejor idea que dirigirse hacia el almacenero sin dejar que yo hablara. Le dijo "Quiríamos un tarro de dolce de leche". Ni bien terminó la frase me miró con un gesto de dolor, él se dio cuenta de lo que había dicho. Pero hasta que no te pasa. El almacenero lo tomó de la camisa y lo tiró al piso sobre el borde de la puerta, con medio cuerpo fuera y medio cuerpo dentro del local. Le hizo una seña a la chica que vendía los fiambres y ella bajó la persiana metálica rápidamente dividiendo a mi marido en dos. Si, es curioso que fuera la chica de los fiambres.
¿Qué mueve a tanta violencia? ¿Desde cuándo se ha sobrevalorado el respeto hacia nuestra lengua? Denise ha recogido el siguiente testimonio de un hombre que ha sido liberado luego de haber sido condenado como culpable de un "crimen gramatical".
O sea, nosotros no queremos que la gente esté muerta. Ni extranjeros ni argentinos ni extraterrestres. A ver, como te explico, ellos vienen acá a hablar mal. Es una provocación. O sea, no se los mata gratuitamente. Que se yo. Estamos defendiendo a nuestro país al fin y al cabo. Si vas a venir a mi nación molestate por aprender mi idioma a la perfección. Que se yo. No se puede. Porque así se deforma todo. O sea, el lenguaje. Los lenguajes, se deforman. Entonces mañana me van a hablar y no los voy a entender, a los que hablen mal. Porque deformaron el lenguaje de Argentina. Lo hacen de a poco. O sea, cada país con sus reglas. Hay países que si cruzás en rojo te mata un auto, ponele. ¿Y entonces? ¿Ahí que onda? Son sus reglas. Hay países que la gente muere porque hay tornados. ¿Le vas a hacer un juicio a Dios? O sea, acá son las reglas. Si no sabés hablar bien el idioma, te matan. Si no lo hacemos nosotros quién lo va a hacer ¿el gobierno? ¿Vamos a esperar a que lo haga el gobierno? O sea, no.
Aquí tenemos otra clave: el gobierno. ¿Qué rol debe cumplir el Estado? Intentamos comunicarnos con diputados y senadores para que nos den alguna palabra sobre el tema y no hemos recibido respuesta. ¿Los gobernantes callan cuando el pueblo habla? ¿Qué? Nada, nada. Por último queremos compartir las palabras del filósofo uruguayo Diego Nielsen, que reside en nuestro país. Él tiene un carácter de doble influencia en estos casos, ya que por un lado es extranjero y por otro lado habla castellano perfectamente.
Podrán decir que Belgrano era un asesino, pero eso sería solo contar una parte de la historia. Y correr el riesgo de comerse un juicio por algún heredero que se sienta ofendido. Creo que los mal llamados "asesinos lingüísticos" deberían elevarse al nivel de GUERREROS DE LA PATRIA. Un país se construye a partir de un lenguaje, dijo alguien. Por ende, se destruye a partir de la desaparición de un lenguaje. Más claro, échenle agua. Los argentinos no pueden dejarse bastardear por los extraños que se inmiscuyen en nuestro territorio de manera encubierta para quedarse con lo que nos pertenece. No nos dejemos vender espejitos de colores otra vez. Basta de permitir el uso y abuso de nuestra sintaxis. Lamentablemente nadie hace nada. ¿O acaso creen que en migraciones se evalúa el nivel idiomático que tienen los que llegan a este país? No, nada de eso, ¡patrañas! Defendamos nuestras raíces. Y si es necesario que corra sangre, Roma no se hizo en un día.
Opiniones en contra, opiniones a favor. El debate ya está abierto. Mientras tanto, en las calles argentinas continúa la inseguridad. Uno ya no sabe si al salir de la casa se estará hablando un idioma distinto, si ya se han ultrajado los artículos, si se ha perdido el sentido de las conjugaciones verbales. Con ese miedo vivimos los argentinos. Nuestras únicas armas, las armas.
Por último decidimos con el doctor Puig rescatar unas palabras de Prima Scaserra que nos hicieron ver las cosas de otro modo. Palabras que nos hacen creer que hay una esperanza, que hay una luz al final del hueco.
Debido al inconveniente del juicio tuve que quedarme en Argentina. Desde la embajada me asignaron un abogado. Cuando lo vi llegar a la oficina casi me muero. Un hombre con unos cincuenta años muy bien llevados, muy guapo, con aires de buen caballero. Nos veíamos seguido por el asunto del juicio, el cual perdimos. Nos empezamos a conocer de a poco. Y hoy día ya estamos casados, esperando una beba que seguramente se llame Malvina. Cada tanto extraño a mi familia, es verdad. Pero he decidido formar una nueva aquí. ¿Cómo? ¿Que si los asesinos gramaticales me cambiaron la vida? ¡Claro! Sinceramente, ahora me siento en mi mejor momento. Ya tuve una oferta para sacar un libro contando mi historia. La idea es donarlo a las escuelas de bajos recursos.