miércoles, 3 de septiembre de 2008

Lo charlo con la almohada

Visto y considerando que entre la almohada y yo estamos sufriendo una crisis, ella duerme en la cama y yo en el sillón del living. A ver si ahora se le ocurre decirme qué tengo que soñar y qué no. Está bien, confieso que no le he cambiado la funda durante un largo tiempo. Pero eso no le permite el trato tajante que ha tenido conmigo. Hacerse la viva de esa forma. Taparme los oídos para que no escuche el despertador. Gente grande. Tuvimos una charla profunda una noche de insomnio compartido. Prometimos cuidarnos y protegernos mutuamente. Pero lo suyo fue pura espluma. Y a la primera de cambio empezó a amanecer tirada en el piso. Nos echábamos la culpa el uno al otro, y naturalmente yo sabía que nunca la había arrojado al piso. Y la muy sucia se hacía la víctima, y me mostraba la etiqueta donde marcaba los años de vida útil que le quedaban. Muy pocos. Pero no era excusa.
Así tomamos la decisión. Ella en la cama, yo en el sillón.

4 comentarios:

El Profe dijo...

En fin si de desencuentros se trata es una historia de nunca acabar, comprendo por lo que estás pasando. ¡Un abrazote, Chap!

Arbusto dijo...

Contestando un comentario: Yo creo que no son muchas las anécdotas del bambino. Él es la anécdota, y se cuenta a si mismo una y otra vez. Todo está en el tono, en la estructura, en el remate. Me gustas mas tus historias. Pero mejorarían si arrastraras un poco mas la e, y dijeras "neneeeeee" de vez en cuando ;-)

Andrea dijo...

"pura espluma"
jajajaja
Yo siempre tuve el deseo reprimido de disparar reiteradas veces sobre mi almohada. Debe ser que sabe demasiado de mí, y eso me molesta.
Beso, chap

unServidor dijo...

Mi problema es que arranco con mi almohada y termino con la de mi mujer.
Empiezo a creer que soy un promiscuo.