viernes, 20 de junio de 2008

Siempre que llovió

...acá llueve desde hace cinco semanas. No para un segundo. De a ratos son gotas finitas, pero si te descuidás se te cae el cielo abajo. En casa por ahora no hubo problemas, porque no se filtró nada. Pero en otros lados es un desastre. En cuestión de un par de vientos más y todo se vuelve Kosovo.
Más allá de eso, en casa las cosas no cambiaron mucho. A la nena se le dio por cambiarse el color de pelo otra vez. El cuarto en poco más de un mes. Ahora va por el violeta. Si viera que le queda espantoso. No entiendo esa manía de lastimarse el pelo. Pero qué le voy a decir. No está bien. Desde que no escribiste más anda con una cara. Pobrecita. No es reproche. Pero podrías mandarle algo ahora que se viene el cumpleaños. Es el doce.
Mamá quiere hacer un viajecito. Con el grupo ese de los jubilados. Planean irse a Santa Fe, porque Córdoba está muy caro ahora. Pero ella se queja de que ahí no hay nada para conocer. Vos que está por la zona podrías averiguar algo. Si tenés alguna idea de a dónde pueden ir, qué lugares pueden visitar. Cualquier cosa va a servir. Lo importante es que mamá salga a algún lado. Desde hace cinco semanas que lo único que hace es leer el diario y quejarse de lo mal que está todo. No es que no tenga razón, pero el viaje le va a hacer bien. Se tiene que despejar un poco.
En el taller dijeron que me iban a aumentar el sueldo, porque estoy trabajando bastante bien y eso a ellos los ayuda un montón. Saco las cosas bastante rápido últimamente. Igual no me hago ilusiones, porque no es la primera vez que me dicen algo así y después nada. Seguramente me terminen aumentando las horas extras, para que me quede más tiempo. Pero no voy a poder. Porque ahora salgo volando del trabajo para buscar a Luis del colegio. No se quiere volver solo. No se si es por las ideas que le metió mamá en la cabeza o porque le pasó algo alguna vez. Hace unos cuantos días que me pidió que lo pasara a buscar. No le quise preguntar mucho, porque viste cómo es, que no le gusta hablar de nada. Yo no tengo problema, porque es cerca del taller. Debería ver si lo mando a una terapeuta. Es muy introvertido. El otro día lo vi revisando fotos viejas. ¿Te acordás las que nos sacamos en su cumpleaños, con los disfraces? Las había sacado de su cajón y las puso todas en el piso. Cuando me acerqué no me animé a preguntarle que hacía viendo esas fotos. Tampoco me salió decir nada. Tenía una angustia en el medio de la garganta que no me animé a abrir la boca porque no quería largarme a llorar al lado de Luisito.
Che.
Tengo que dejar acá. Me parece que está lloviendo muy fuerte.
Espero que estés bien. Que escribas pronto. Algo.
No creas que no te entiendo. Pero así se me hace más difícil.
Che.
Se está empezando a gotear el techo. Te dije que esta lluvia no era fácil...

2 comentarios:

El Profe dijo...

La lluvia va y viene, sin embargo su significado y los sentimientos que ella nos trae dependen del momento, de la situación y mucho de nosotros :D.
Como siempre me voy contento de haber leído tus letras, volveré.

¡Un abrazo!

unServidor dijo...

Chap! ¿Qué es de su vida?