jueves, 10 de abril de 2008

Damián y sus papeles varios

Damián tiene una pila de hojas en su escritorio. Se han ido amontonando de a poco, decorando desordenamente la mesa. Alguna vez se había propuesto ordenarlos, pero nunca se había decidido a cumplir su promesa. De todas formas allí, en ese tetris de papeles, siempre encontraba lo que buscaba. Si estaba allí, no se perdía.
Desde la fotocopia de su partida de nacimiento hasta una lista "símil agenda" con los teléfonos de sus compañeros de la facultad. Un recorte de diario sobre un accidente cerca de su casa estaba exactamente por debajo de todo, peleando el último lugar con un volante de una pizzería - con una tentadora promoción-.
De vez en cuando, buscando algún papel insignificante, se encontraba con la letra de alguna canción que extrañaba, o con un boleto de un colectivo que había tomado un jueves de niebla. No eran papeles cualquiera. Formaban parte de esa pila de cosas que le sucedían, esa pila de papeles que contaban su historia. Incluso el boleto. Y sobre todo la canción.
La montaña se actualizaba constantemente y era muy raro una limpieza. Pero sucedía. Algún papel que no guardaba sentido, una fotocopia que se prestaba, una dirección que ya se había aprendido de memoria. Los papeles nuevos eran bien recibidos. Para fomentar la integración a "los nuevos", Damián los mezclaba en distintas partes de la pila. Así, sin ninguna lógica, papeles antiguos conocían a los novatos que entraban sin saber su destino.
Por razones de seguridad evidentes, en el cuarto no se abrían ventanas y el ventilador estaba direccionado para el lado opuesto. Cualquier error podía volcar todos los papeles y eso no estaba en los planes.
Cuando algún amigo entraba a su habitación no podía dejar de notar la importante superficie que ocupaban esos papeles sobre el escritorio. Algunos intentaron buscar algo allí, pero se perdieron entre fotos y palabras. Otros la miraban asombrados.
Y otros, como la madre de Damián, decidieron hoy por la tarde desalojarlos del escritorio y darles las bienvenida en el tacho de basura.
Cuando Damián vuelva de la facultad se va a armar una.

2 comentarios:

El Profe dijo...

¡UY! No quisiera estar por ahí cuando Damian reclame su torre de Babel papelera... por otra parte yo hice lo mismo con una torre de papeles hace poco, que no era mía y casi me matan....

Anónimo dijo...

Me encantó!!!!!!!!


Así más o menos está un sector de mi habitación ahora... y creo que yo misma voy a ser la madre de Damián de mi historia.

Te adorooo

Marian