Mil y una noches después
Algo hay diferente en tu forma de abrazar el vaso. En tu manera ebria de sonreir. En tu debilidad por la carcajada. La poca delicadeza al caerte en mi cama, la fugacidad del cierre relámpago. Y el placer desinteresado para acariciarme hasta el último segundo. Algo hay diferente en tu forma de ya no quedarte. En tu descuido por el lado de tu cama. En el reconocimiento de que esto es todo. El sincero beso en la mejilla, la sonrisa sobria y la mano estirada para detener un taxi.